viernes, 15 de mayo de 2015

El arte de ser maestro: pulidor de diamantes en bruto

El arte de ser maestro: pulidor de diamantes en bruto

Dr. Héctor Darío Aguirre Arvizu
15 de mayo de 2015


Para poder obtener un diamante es  necesario que el carbón pase por un largo proceso de presión y temperaturas muy altas a grandes profundidades. Esto alinea sus átomos a una estructura regular, firme y consistente, con propiedades diversas superiores al simple carbón o grafito.

Si no se realiza tales, presión, temperatura y profundidades, el diamante en bruto no llega a existir.


Sin embargo, una vez que se hace visible ante el hombre, por encontrarse a relativamente bajas profundidades y en lugares muy específicos, es necesario extraerlo y entregarlo a un experto joyero.

Este personaje, el joyero, observará detenidamente el diamante en bruto para determinar cómo está estructurado internamente. Cada diamante tiene sus detalles que no pueden ser los mismos de otro. Las caras por donde se podrá pulir no siguen una regla general y hay que individualizar.


El joyero debe observar dónde golpear y romper el diamante y, posteriormente, en qué zonas empezar a pulir. Si el diamante no es roto y pulido, no se convierte en brillante valioso. Después de un arduo trabajo, lento proceso, podrá decirse que hay una verdadera joya.


El maestro es como un experto joyero, observará cómo está estructurado el niño o joven que se le entrega, considerando que es un diamante en bruto, y necesitará someterlo a un sistema de presión particular (alineado a un orden nuevo y diferente, la disciplina escolar), "golpeado" (inhibir toda la conducta que haya aprendido previamente que no le permita una buena convivencia y un aprendizaje adecuado) y pulido, la fase más creativa (para eliminar todo lo que no necesita tener para brillar).

Un maestro es un experto joyero, pero si le entregan puro carbón o grafito, no es posible que realice su labor, ya que perderá demasiado tiempo en las primeras fases de presión y "golpeado". La labor en el hogar empieza desde que nacen los niños, no cuando entran a la escuela. La educación comienza en la casa no en la escuela. El padre, la madre y/o tutor deben entregar al maestro un diamante en bruto, no el puro grafito.

Y mucho menos puede ser posible pulir el diamante si al maestro le entregan el puro "bruto".

Una reflexión para el día del maestro.


El bullying o acoso escolar como mecanismo de control social

El bullying o acoso escolar como mecanismo de control social.


Dr. Héctor Darío Aguirre Arvizu
15 de mayo de 2015

      El bullying es un fenómeno que impacta a la sociedad actual. Está presente en diversos ámbitos pero en particular los escolares.
Constantemente vemos artículos en internet que dan datos sobre el fenómeno y otros que lo "analizan". Sólo como ejemplo se puede ver el siguiente link:





      Las causas pueden ser diversas, pero el problema no se está entendiendo desde una perspectiva que pueda solucionarlo.

      Hago las siguientes anotaciones dada la experiencia que he tenido en años recientes dando clases en una secundaria en el Distrito Federal (México).

       El bullying se presenta como un mecanismo de control y obtención de poder que prepara a los jóvenes para ser delincuentes, en particular narcotraficantes. Es una práctica cotidiana en un ambiente de injusticia, pero sobretodo de impunidad, como es en nuestro país. Recordemos que los índices de impunidad son elevadísimos ante la franca delincuencia conocida.




     El bullying es un mecanismo con el cuál se enseña la impunidad en los ámbitos escolares, se den cuenta las altas autoridades o no.

      Los castigos a los niños y jóvenes actores y promotores del bullying son mínimos o nulos, ya que las leyes actuales son de sobreprotección a niños y adolescentes.

      Se quiere combatir el bullying por medio de "talleres para el fomento de la sana convivencia", en los que se trata de convencer al agresor de que no lo sea, en lugar de que la estructura impida o castigue su conducta. Es decir, se está tratando de convencer por la palabra al agresor de que no agreda debido a que no es adecuado para una "sana convivencia". Se le quiere hacer entrar en razón en una situación en la que él gana poder y no le conviene perderlo, por lo tanto, cualquier intento de "convencer" de la no agresión es inútil si no se le hace perder las ventajas obtenidas de ser violento. La violencia con que se expresa el niño o joven, aprendida en casa y en la colonia donde vive es un medio de obtención de beneficios que no se pueden lograr por otros medios.

      Luego entonces, considero que el problema es de fomento o inhibición de la conducta objetiva, la agresión de uno o varios hacia otros, no de "convicción", proceso mental racional.

      El sistema no castiga al niño o joven agresor ya que lo considera inocente, inconsciente y a su vez víctima de bullying en su casa, cuando que en los hogares se les impone el bullying como forma de convivencia y los mismos padre defienden a sus hijos ante posibles castigos en la escuela. Es un error de enfoque educativo.

      Observemos el paralelismo con el no castigo que reciben los delincuentes. Están en la cárcel los que se oponen al sistema o aquellos que delinquieron por nimiedades, los luchadores sociales y los delincuentes venidos a menos porque no pudieron ya pagar su cuota o son de la banda que no protege el gobierno. En cambio, los delincuentes más notorios, incluidos políticos de todos los niveles, los grandes delincuentes, los empresarios que evaden impuestos, los mirreyes y mirreinas y muchos otras "finísimas personas" se encuentran libres, salen fácilmente de procesos legales y no se les persigue ni encarcela.



      Recordemos lo que pasa en San Quintín, donde a tres activistas se les arresta y exige una fianza de 7 millones de pesos a cada uno, en tanto que el hijo del gobernador la libró con 7 mil pesos.






      Regresando al asunto escolar, los niños y jóvenes agresores aprenden a someter a otros y que no serán castigados. Los castigos que propone el "Marco para la convivencia" son mínimos. En algunos casos consiste en el retiro del estudiante unos días de la escuela, todo un premio a los jóvenes que no quieren estar en la escuela, que son muchísimos y normalmente son los más agresivos. Los "castigos" del Marco indicado sería efectivos en niños y jóvenes que han sido inculcados en su casa a que recibir educación en una escuela pública es un privilegio y un recurso que se debe aprovechar, pero nada más lejos de la realidad. Los jóvenes viven la escuela como cárcel o como espacio para el juego.

      Podemos observar como ejemplo algunas de las conductas propias del bullying dentro de su registro en el "Marco...". Todas las faltas, de bullying o no, están clasificadas en cuatro niveles.

      En el texto las faltas están clasificadas por niveles del uno al cuatro. Podemos observar que desde el nivel 1 ya se presentan visos de acoso escolar:

      Podemos observar en el nivel dos que va incrementándose en número de agresiones, pero las sanciones reales no existen:


     En el nivel tres ya hay una gran acumulación de agresiones que no son consideradas acoso escolar, y observamos la constante carencia de castigos francos al agresor. Nótese que el padre, madre o tutor pueden negarse a que sus hijos sean sancionados o sometidos a "medidas disciplinarias".


     Ya en el nivel cuatro se observan varias formas de bullying sin estar dentro de él y el acoso escolar explícito. Obsérvese que no hay una sanción clara y específica y que todas las medidas disciplinarias escaladas de fondo no pueden combatir una conducta agresiva por que no la castigan.



     Si se quiere verificar el Marco para la convivencia consúltese: 


     Por su parte las víctimas del bullying aprenden, por el mecanismo de "desesperanza aprendida", que no hay nada qué hacer ante las injusticias. Este mecanismo consiste en que si la persona intenta escapar de una situación adversa a su vida, ve frustrados sus intentos por estar encadenado a un pasado que nunca cambia, ya que siempre que ha intentado que se den los cambios el medio le impide que se concreten. El agresor realmente no es castigado nunca.



      Vemos ese paralelismo en la impunidad del sistema ante los grandes transgresores de la ley, como ya se indicó previamente.

      El sistema protege al agresor ya que no lo castiga y enseña que los otros deben someterse ante el poder. En realidad el sistema, incluido el "Marco para la convivencia", promueve el bullying.

      Si se tuviera al menos el uso consciente y racional de algunos mecanismos conductuales (como proponía Pedro Lamothe en su texto “Epistemocracia”)

Mientras haya impunidad no se acabará con este mal del bullying que muchos lamentan y otros fomentan. El acoso escolar no se acabará ya que es un mecanismo de control social que conviene al gobierno, a pesar de sus discursos.




     Dr. Darío Aguirre