viernes, 7 de mayo de 2021

Arturo de Córdova

Optimista siempre

Dr. Héctor Darío Aguirre Arvizu
21-05-07


     #Semblanza #ElPersonajeDelDía #UnDíaComoHoy 7 de mayo de 1908, nace quien llegará a ser el famoso actor de la Época de Oro del Cine Mexicano, Arturo de Córdova, en la ciudad de Mérida, Yucatán. La primer película en que participó se llamó Celos. Participó en otras películas de consideradas de menor relieve en los años siguientes, entre las que destaca La Zandunga (1937), de Fernando de Fuentes, al lado de Lupe Vélez, y otros títulos desiguales dirigidos por Chano Urueta como La noche de los mayas (1939). Filmó más de 80 películas con los mejores directores y los mejores actores de la época. Recibió el premio Ariel en 1952 y 1955. Fallece en la ciudad de México el 3 de noviembre de 1973.

Arturo de Córdova, actor.

      Aquí incluimos una entrevista realizada por Antonio Salgado Herrera al actor Arturo de Córdova publicada en un medio no especificado en mayo de 1968 y retomada en el libro 100 entrevistas, 100 personajes, coordinado por Vicente Leñero y publicado por PIPSA en 1991.

     Arturo García Rodríguez –ése era su nombre verdadero– nació el 7 de mayo de 1908, en Mérida, Yucatán, y falleció en México D. F. el 2 de noviembre de 1973. Vivió su niñez en la Mérida romántica del primer cuarto de siglo. Cultivó el trato íntimo y cordial con los compositores Augusto (Guty) Cárdenas, Ricardo Palmerín, Domingo Casanova y Pepe Domínguez así como con los escritores Antonio Mediz Bolio, Luis Rosado Vega y Ricardo López Méndez. Parte de su juventud transcurrió en Buenos Aires, Argentina. Luego residió en España, Francia, Italia y Suiza, y de ahí viajó a Santiago de Chile donde fue astro del balompié y reportero de la UPI. A su regreso a Mérida –1933– ingresó a la radio, en la XEZ, y en 1934 pasó a la XEW, donde encabezó a un cuadro de actores que dejó honda huella en la memoria de los oyentes de las series “Apague la luz y escuche”, “Increíble pero cierto” y Carlos Lacroix”. Los estudios cinematográficos se abrieron para él en 1935, cuando con un sueldo de 800 pesos encabezó con Dilma Vidal el elenco de la cinta Celos, del productor Arcady Boitler. En 32 años de carrera cinematográfica filmó más de 200 cintas.


NO TIENE LA MENOR IMPORTANCIA

     Son las diecinueve horas con cincuenta minutos de un domingo. Nuestra idea es entrevistar al primer actor de habla hispana, Arturo de Córdova.
     Escogiendo las palabras pertinentes, dado el aspecto grave y solemne que su personalidad comunica, le inquirimos si puede concedernos algunos minutos; a lo que con toda bondad y cortesía de que es dueño, contesta en forma casi paternal.
     –Con todo gusto… ahora que vaya  al estudio “A”…
     Así, luego de correr todos los trámites de espera, oportunidad y momento, iniciamos el interrogatorio.
     –Don Arturo. ¿Cómo se siente en su convalecencia?
     –Perfectamente. Estoy suministrándome algunos ejercicios de fisioterapia con lo que en poco tiempo recuperaré mi salud.
     –¿Podría decir a nuestros lectores cuándo y en qué circunstancias inició su carrera artística?
     –Fue hace 34 años. en la película Celos, que dirigió Arcady Boitler, quien fuera dueño del cine Arcadia y quien acaba de morir. La dama joven fue Dilma Vidal.
     –¿Qué película le ha dejado más satisfecho?
     –Dios se lo pague.
     –¿Cuántas cintas ha filmado?
     –Uf… más de cien.. nunca se me ha ocurrido contarlas… en Hollywood tres, en España cuatro y en Brasil dos coproducciones…
     –¿Cuántos trofeos ha obtenido?
     –En México cuatro, uno en Argentina y otro en Cuba…
     –Usted ha elevado a su máxima expresión el gusto artístico en el cinema ¡y lo sabe! Sus películas La bestia negra, Dios se lo pague, Bodas de odio y Miércoles de ceniza, son soberbias; aun las realizaciones modernas Juventud sin ley y El gángster, también lo son. Luego entonces… ¿escoge usted sus libretos y rechaza los indecorosos?
     –Así es. todo filme que no garantice un óptimo rendimiento debe ser rechazado. De otra manera el desempeño en el medio artístico se verá comprometido…
     –En su desenvolvimiento como locutor hizo usted verdaderas creaciones. Aún quedan en la memoria de los radioescuchas sus programas Carlos La Croix, Increíble pero cierto y Apague la luz y escuche. ¿Desearía volver a la radio?
     –Sí. Siempre y cuando sea como antes. Cosa que es muy difícil ya que los programas actuales dejan mucho que desear.
     –Su manifiesta predilección por la poesía de Rubén Darío, ¿se remonta a sus años mozos o se debe a su afición poética?
     –A mis años mozos… Leí mucho y con mucho deleite la obra de Darío, al grado de que me gustaría representar su vida.
     –¿Qué literatura prefiere?
     –Moderna. Los clásicos universales. Gusto de leer así mismo a Ténsese Williams y a Arthur Miller, no obstante lo que de él se diga…
     –¿Cuál es su deporte favorito; Recordamos que en la película Juventud sin ley hizo usted alarde de habilidades judokas. ¿Prefiere el judo?
     –Efectivamente, me agrada mucho el judo. Pero por sobre todos los deportes prefiero el futbol. Ahora que los doctores Teodoro Césarman y Castellanos me han dado como nuevo, creo poder superar las proezas de Borja y del Manolete Hernández…
     –¿Ha vestido de charro alguna vez? Si es así, ¿en qué filme?
     –Pues… la única ocasión en que lo hice fue en la película Cielito lindo. Fue mi debut y despedida.
     –¿Con qué actriz hizo mejor pareja? ¿Irasema Dilian? ¿Libertad Lamarque? ¿María Félix?
     –Con Marga López. Como en la película Feliz año amor mío, cuyo argumento está basado en una obra de don Miguel de Unamuno.
     –¿Cree usted que el actor mexicano actual está bien pagado?
     –Depende de los que se considere estar bien pagado. En los inicios del cine mexicano se ganaba muy poco pero se han logrado algunas conquistas por medio de la ANDA…
     –¿Qué futuro vaticina al cine nacional?
     –Después de que se reorganice, como se intenta, encontrará su camino.
     –¿Qué debe hacer el cine nacional para alcanzar un rotundo triunfo internacional?
     –Propiciar las coproducciones. Como El muro de San Sebastián. Ahí es donde los actores mexicanos se pueden internacionalizar.
     –¿Qué opina de las coproducciones?
     –Pues que son convenientes en todos los sentidos.
     –¿Piensa volver al cine, a la televisión o al teatro?
     –Al teatro. Es un terreno nuevo para mí que trataré de conquistar. Dolores del Río influyó en esta decisión y ya en el mes de mayo estaré compartiendo créditos con Carmen Montejo, Marga López, Tito y Víctor Junco, Carlos Navarro, ¡un gran reparto! La obra se llama Los pequeños zorros. Fue traducida por la propia Dolores del Río y Luis Riley. Su autor es Lilian Hellman y fue llevada a la pantalla con el nombre de La loba, con Betty Davis.
     –¿Qué papeles desearía interpretar?
     –Pues… ya no me siento con edad suficiente para interpretar el protagonista masculino de la obra de Tolstoi Ana Karenina.
     –¿Cuánto dinero ha ganado?
     –Nunca lo cuento. Lo gano, lo guardo y en seguida lo olvido…
     –Estima usted que el cine universal actual cumple con su cometido social de divertir sanamente, educar y ayudar a resolver problemas?
     –Definitivamente…
     –¿Ha colmado el cine todas sus aspiraciones?
     –Sí, por eso ahora trato de incursionar en un nuevo campo: el teatro.
     –Si comparamos el cine mexicano antiguo y moderno, ¿cuál sale mejor librado?
     –Indudablemente antes se hacían mejores películas. Esa es mi opinión.
     –¿A qué artista mexicano le ve mejor futuro?
     –Voy poco al cine pero creo que Enrique Lizalde. ¡Ah! y ese otro jovencito, Enrique Álvarez Félix…
     –¿Cree usted que la televisión esté comiéndole el mandado al cine nacional?
     –Sí. Si el cine mexicano no se supera la televisión le “comerá el mandado”, por la sencilla razón de que tiene más público no obstante ser un espectáculo de menor importancia. Si el cine no cambia, si no se moderniza, va a ser perjudicado seriamente. El caso más importante del predominio  de la televisión sobre el cine fue la muerte de Kennedy… Todo México estuvo bien enterado del suceso en el menor tiempo posible…
     –¿Tiene usted una anécdota para nuestros lectores?
     –Mmm… ¡Sí! Recuerdo una vez que al estar filmando una escena dramática de una interesante película, acompañando de don Fernando Soler y otro actor que no recuerdo ahora, siendo dirigidos por Alejandro Galindo, un niño lloraba armando un verdadero escándalo. Entonces grité desesperado: “Que se lleven a ese niño o que lo maten”… “No podemos” –me contestó alguien–. “¿Por qué no?” –repliqué iracundo–. “Porque resulta que ese niño… es su hijo”. ¡Sí! Era mi propio hijo en quien años más tardes, y estando Ana Berta Lepe en el reparto, filmé Pecado de juventud.

UN YUCATECO FELIZ

     –¿Qué consejo daría usted los nuevos valores?
     –Estudiar mucho, prepararse cotidianamente, sentir sus papeles. Es algo fundamental par ser un buen actor.
     –¿A qué actriz actual ve usted cualidades de igualar o aproximarse a la calidad de Dolores del Río, María Félix, Gloria Marín y algunas más de aquella pródiga generación?
     –Todavía son muy jóvenes… Maricruz Oliver por ejemplo, pero cono le digo aún adolece de impericia. Es muy joven aún.
     –¿Qué proyectos tiene?
     –Hacer teatro en el Insurgentes y si sale alguna película que valga la pena la haré; sin o, me abstendré hasta que salga un buen argumento.
     –Sentimentalmente ¿ha sido usted feliz?
     –Sí… hasta ahora lo soy…
     –¿Está orgulloso de ser mexicano?
     –¡Por supuesto! Más que de ser yucateco.
     –¿Quiere decir algo a nuestros lectores? Recuerde que el público ha visto en usted un verdadero ídolo y lo estima como en un principio.
     –Con todo gusto… Pues deseo agradecerles todas las manifestaciones de cariño que me brindaron durante mi enfermedad. Supe por medio de un periódico que el pueblo mexicano reza por mi salud y ésta es una demostración de afecto de incalculable valor…
     Al terminar nuestro interrogatorio y despedirnos del eximio actor mexicano, nos damos cuenta de que su mano es íntegra en su entrega, recia pero suave, como la de un sacerdote, cirujano o catedrático. Su mirada es tierna al posarse pero escudriñadora al ver la mirada de su interlocutor. Su semblante general, que en otras personas de pusilánime factor fuerte alicaída, en él se torna en reivindicación y reto; ostentación del carácter y obsesión de seguir siendo. Esta vitalidad que internamente le mueve e inspira responde a los cuidados de alguien que le quiere entrañablemente al borde del sacrificio, la renunciación y la abnegación; alguien que de suyo es noble y bondadosa como para tomar la derrota en victoria: Marga López.
 
     Imágenes tomadas de:
     

     (1) Impacto latino.
     
     Con información de:
     Salgado Herrera, A. (1968). No tiene la menor importancia. Entrevista contenida en el libro 100 Entrevistas, 100 personajes. Coordinado por Vicente Leñero. PIPSA. México. 1991.

     
     

     D. R. Darío Aguirre 2021



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