Probo político de la Reforma
Dr. Héctor Darío
Aguirre Arvizu
20-02-20
24-02-20
#Semblanza #ElPersonajeDelDía
#UnDíaComoHoy 20 de febrero de 1880 muere en la Ciudad de México, donde
naciera, el abogado y político liberal de la Reforma, don Mariano Riva Palacio
Díaz.
Padre de don Vicente de los mismos apellidos, y yerno de
Vicente Guerrero Saldaña, consumador de la independencia y segundo presidente
de México.
Originario de la ciudad de México y abogado de profesión,
nace el 4 de noviembre de 1803.
Ingresó a la vida política en 1829 como regidor del
Ayuntamiento de México, ciudad de la que un año después fue alcalde.
De 1833 a 1834 fue diputado federal, distinguiéndose como
liberal moderado y hombre honesto. Durante este álgido periodo parlamentario,
en el que se emitieron y cancelaron las reformas liberales, alcanzó prestigio y
respeto como intermediario político entre las diferentes facciones políticas.
Con ese prestigio y autoridad fue invitado por el
presidente José Joaquín de Herrera a ocupar la Secretaría de Hacienda como
Encargado del Despacho. Tarea llena de dificultades dado el estado de quiebra y
endeudamiento del país, sumado al desorden administrativo y al ambiente de
fragilidad política que antecedió a la invasión norteamericana. Poco pudo hacer
en tan solo quince días que permaneció al frente de la Secretaría, ya que le
fue encargada la Secretaría de Justicia. Después de seis meses, retomó la
dirección de la Hacienda Pública, ya como titular del cargo, durante los
difíciles meses en que las tropas norteamericanas avanzaban hacia la ciudad de
México.
Durante la prolongada ocupación norteamericana de la
capital, Riva Palacio se refugió en su hacienda de Chalco. Además de atender
aspectos militares y de abastecimiento a la capital del país, dedicó parte de
su tiempo a describir el desarrollo de esos acontecimientos.
No obstante la fractura y desaliento que dejó la guerra y
que se manifestó en un sentimiento generalizado de “crisis nacional”, Riva
Palacio retomó la cartera de Hacienda por dos meses. Presentó un plan
hacendario con el propósito de atender el endeudamiento que sumaba ciento
cuarenta millones de pesos, además del excesivo gasto que triplicaba el monto
de los ingresos federales.
En la Exposición, dirigida al Congreso en 1848,
explica el por qué los quince millones de pesos de la indemnización
norteamericana debían destinarse a aliviar la situación del erario
público. Así mismo, argumenta que los graves problemas de la Hacienda no
sólo eran producto de la guerra, sino también de la imperante “anarquía social”
que, además de favorecer el contrabando, desalentaba el consumo interno. Hace
igualmente, referencia al uso excesivo del crédito y el incumplimiento en los
pagos de la deuda que se venía arrastrando por décadas, lo que afectaba, tanto
a los acreedores como a los cosecheros del tabaco cuyas ganancias habían sido
utilizadas por los gobiernos, provocando la quiebra del ramo.
Ante esos problemas económicos, creó una Comisión
Revisora para tratar asuntos de los sueldos atrasados a empleados y
funcionarios, el incumplimiento de los compromisos con pensionados y jubilados,
además de otros gastos (gratificaciones, viáticos y dietas de legisladores) que
habían incrementado la deuda.
Propuso la necesidad de abolir las medidas proteccionistas
y permitir la libre entrada de algodón requerido por la manufactura textil para
evitar el contrabando por la frontera norte. Opina, además, que no era el
momento para sustituir las contribuciones indirectas por otras nuevas y
defiende la idea de destinar la cantidad restante de la indemnización
norteamericana a nivelar los compromisos pendientes, para lo que se requiere
que el Legislativo otorgue facultades extraordinarias al gobierno para asignar
partidas especiales a cada ramo de la administración y al crédito público.
Considera atender los gastos de la defensa nacional, vía egresos
extraordinarios, como los que requería la protección de la frontera norte y la
guerra de castas en Yucatán.
Sin embargo, sus propuestas en relación al uso de los recursos
de la indemnización norteamericana no tuvieron éxito, debido a la especulación
que se había desatado, tanto interna como externamente.
Regresó a la Secretaría de Justicia y Negocios
Eclesiásticos por un breve tiempo.
Ocupó enseguida la gubernatura del Estado de México,
donde sobresalió por las reformas fiscales (contribuciones directas), por las
obras de infraestructura y beneficencia, y por la construcción de
edificios públicos realizados durante los tres periodos en que fue electo para
ese cargo (1849, 1857 y 1869).
Alternó los periodos como gobernador con su desempeño
legislativo. En 1854, al triunfo del Plan de Ayutla, participó en el debate
constitucional de 1856 como presidente de la Comisión de Gobernación.
Por
su probidad Maximiliano le ofreció la cartera de
Gobernación, misma que rehusó manifestando era mexicano y republicano.
Cuando Maximiliano fue hecho prisionero en Querétaro, nombró a Riva
Palacio su
defensor, junto con Rafael Martínez de la Torre, haciéndolo ambos por
humanidad
y con el argumento de que evitar su fusilamiento aumentaría el prestigio
del
gobierno liberal de Juárez en el extranjero.
Al término de su última etapa como Gobernador (1871) fue
declarado “Benemérito del Estado de México”.
Ya restablecido el régimen republicano fue electo
diputado, a la par que Presidente del Ayuntamiento de la ciudad de México. En
este cargo realizó obras de infraestructura (agua, electrificación) y de
beneficencia (hospitales), además de la construcción de cárceles, mercados y
panteones.
A la muerte de
Juárez y siendo hombre cercano a Sebastián Lerdo de Tejada, cuando éste toma la
presidencia, Riva Palacio participó en su gobierno como Director del Monte de
Piedad, donde autorizó la circulación de los certificados de la institución como
billetes.
Muere el día 20 de febrero, en la ciudad de México, en
1880.
Imágenes tomadas de:
(1) Wikipedia.
(2) Morton subasta.
(3)
Con información de:
(1) Apartados Hacienda.
(2)
(3)
D. R. 2020 Darío Aguirre
D. R. 2024 Darío Aguirre
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