Independentista
Dr. Héctor Darío Aguirre Arvizu
18-10-04
#Semblanza, #Efemérides,
#EfeméridesMexicanas, #UnDíaComoHoy 04 de octubre de 1808 fallece misteriosamente en la cárcel del
arzobispado de la ciudad de México, el licenciado Francisco Primo de Verdad y Ramos,
síndico del Ayuntamiento de la ciudad y protomártir de la Independencia
nacional. Propuso al virrey José de Iturrigaray que convocara a los
Ayuntamientos de la Nueva España, para formar un gobierno provisional basado en
el pueblo, con el argumento de que, a falta del monarca, la soberanía volvía al
pueblo. Se le encuentra ahorcado, pero se supone que fue envenenado.
Nace en Ciénega del Rincón, Aguascalientes el
19 de junio de 1760, quien fuera abogado y uno de los primeros precursores de
la Independencia de México.
Francisco Primo de Verdad y Ramos, independentista. (1)
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Realizó estudios de leyes en el Colegio de
San Ildefonso, en la ciudad de México, y obtuvo el título de abogado del Real
Colegio de Abogados.
En 1808 fue designado miembro de la Real
Audiencia, donde llegó a ser elegido síndico del Ayuntamiento de la capital.
Formó parte de una Junta de Caridad encabezada por el virrey Iturrigaray y
patrocinada por figuras como Gabriel Yermo y Pedro Romero de Terreros, para
realizar obras como el mejoramiento del Hospicio de Pobres y el abasto de agua
potable a la capital de Nueva España.
Cuando España fue invadida por las tropas
francesas de Napoleón Bonaparte, Primo de Verdad y el regidor Juan Francisco
Azcárate, propusieron al virrey Iturrigaray la convocatoria a todos los
ayuntamientos de la colonia para integrar un gobierno provisional durante la
guerra en Europa ciertos de que la victoria de Francia era segura, fueron en su
propuesta más allá: se pronunciaron por la separación absoluta de España y el
desconocimiento de su calidad como Colonia.
Esta idea la compartían personajes
como el oidor Jacobo de Villaurrutia, el marqués de Uluapa, el marqués de
Rayas, el conde de Medina y el conde de Regla, así como don Melchor de
Talamantes. Varios de ellos se presentaron ante el virrey para pedirle que
asumiera el gobierno de Nueva España antes de que Francia reclamara ese
derecho. En pocas palabras, proponían la independencia de la Nueva España.
Vicente Riva Palacio en su obra "El Libro Rojo" relata el hecho:
“Verdad, era un abogado insigne en el foro mexicano, dotado de una gran
elocuencia y de un extraordinario valor civil. Habló, habló, pero con todo el
fuego de un republicano; habló de patria, de libertad, de independencia, y por
último proclamó allí mismo, delante del virrey y del arzobispo y de la
audiencia, y de los inquisidores, el dogma de la soberanía popular. Aquella fue
la primera vez que se escuchó, en reunión semejante, la voz de un mexicano
llamando soberano al pueblo”.
Primo de Verdad, Talamantes y Jacobo de
Villaurrutia insistieron en su propuesta: crear un congreso de notables
novohispanos que asumiera el gobierno de la Nueva España, argumentando que a
falta de rey, la soberanía regresa al pueblo y éste debe gobernarse a sí mismo.
La Real Audiencia conformada por españoles, rechaza la propuesta de los
criollos. En un contexto conflictivo y confuso, el 15 de septiembre de 1808 se
dio una rebelión de españoles encabezados por Gabriel de Yermo en contra del
virrey Iturrigaray, a quien apresaron y acusaron de intentar sublevarse contra
la corona española. Los españoles rebeldes nombraron como nuevo virrey a Pedro
Garibay, un anciano que les sirvió de parapeto perfecto.
Pero no sólo fueron
aprehendidos el virrey, su esposa y sus hijos, sino también quienes habían
manifestado la idea independentista: Primo de Verdad, Francisco Azcárate, el
abad de Guadalupe José Neye de Cisneros, el canónigo José Mariano Beristáin, el
licenciado José Antonio del Cristo y fray Melchor de Talamantes, quienes fueron
recluidos en las cárceles del arzobispado en la ciudad de México.
En una celda
de ese lugar, el 4 de octubre siguiente, fue encontrado muerto Francisco Primo
de Verdad y Ramos, colgado de una viga o según Riva Palacio, de un gran clavo
fijado en una de las paredes de su celda, o envenenado como también se dijo. Se
asegura que fue asesinado por los españoles que se hicieron cargo del gobierno
colonial. Fue sepultado en el sagrario de la basílica de Guadalupe. Su
asesinato, junto con la aprehensión del virrey Iturrigaray, en lugar de ahogar,
alentó la rebelión de Independencia.
Muere el 4 de octubre de 1808.
Imágenes tomadas de:
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Con información de:
(1) LaBrújula.
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D. R. 2018 Darío Aguirre
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