La guerra perdida de la educación en México
Dr.
Héctor Darío Aguirre Arvizu
15 de
abril de 2015
Es increíble todo lo que se puede
uno dar cuenta del sistema educativo público mexicano de nivel básico entrando a él proveniente de otros campos de trabajo, tanto la docencia a nivel
preparatoria y profesional, como de la empresa privada. Particularmente puedo
hablar de mis experiencias en nivel secundaria.
Este sistema educativo es un
amasijo de contradicciones, sinsabores, irreverencias, cultura de la mutua
complacencia, lucha por la mayor conciencia y muchos otros elementos.
Hace ya muchos años Pedro Lamothe,
un científico mexicano, decía en su libro “Epistemocracia, primer tratado general
de Ingeniería Política” (Edamex, 1997) que aquello que queremos fomentar como
conducta social o individual debemos premiarlo de modo claro y diferenciado de
otras conductas no deseadas. Este principio está apoyado en la psicología de
Skinner.
Hoy hablaré de por qué considero
que la educación en México es una guerra perdida.
Supuestamente la SEP pretende que
exista en todas escuelas lo que impone como “Rasgos de Normalidad Mínima”.
Cuando uno lee en qué consiste se pregunta ¿cómo es posible que no haya
existido antes la tal “normalidad mínima”? ¡Debería ser lo normal! Ni siquiera
debería hablar de ella o poner en un papel! Pero fue hasta en 2012 que se
asentó como uno de los objetivos de la educación y que se ha estado pregonando
por imponerla.
Para referencia anoto tales ocho
“rasgos”:
Sin embargo de la “normalidad” que
quiero hablar y que explica en gran medida el fracaso de la educación en México
está en otra parte, no dentro del sistema mismo de la educación, no es
responsabilidad directa de los maestros ni de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Es más un “rasgo”
cultural que compartimos con muchos países y es estructural, proveniente de
hace muchos años, y se trata del bajo salario con que se paga no solo a los
maestros sino a todos los profesionales en el país. Pondré varios ejemplos que
me he encontrado en meses recientes.
En el metro de la Ciudad de
México, estación La Raza, desde hace varios meses han puesto el siguiente
letrero ofreciendo empleo de policía en el estado de Nuevo León:
Observamos que el salario es de
$15,700 pesos (hoy el dólar a la venta está en 15.55 pesos, luego hablamos de unos 1,009.64 USD al mes) antes de impuestos. Supongamos que después de impuestos puedan
ser 10,000 netos. Para que un maestro pueda ganar ese salario neto debe
trabajar al menos 22 horas frente a grupo, más otras tantas elaborando
materiales y planeando estrategias de enseñanza. Con ello también estamos
afirmando que un maestro trabaja un tiempo pero se le paga la mitad o menos de
lo que debería. En cambio una persona con secundaria, es decir, sin estudios,
podría ganar más solamente metiéndose a ser policía.
En el mismo sistema de transporte
me encontré con que en la estación Salto del Agua, y en muchas otras, la
Policía Federal está ofreciendo empleo con los siguientes requisitos:
Observemos que solamente se
necesita educación secundaria y los aceptados obtendrán un salario neto de
11,000 pesos, una fortuna para muchos jóvenes que no quieren estudiar.
Además podemos afirmar que se ha
incrementado el número de militares a lo largo de los últimos años, como consta
en el siguiente enlace:
“El país se militariza”: http://www.sinembargo.mx/02-04-2015/1299641
Por cierto que ayer mismo
publicaron en Facebook una información que ligué en mi muro, pero ya no es
posible acceder a la dirección original, por lo que ponemos la captura de
pantalla:
Otro argumento a favor de lo
mismo, se buscan más militares o agentes de seguridad que maestros.
¿Un enlace más que lo comprueba?
han entrado miles de vehículos militares al país:
Debemos recordar que un militar
(ejército o armada de México, es igual) tiene garantizado un empleo de por
vida, en cambio un maestro está en riesgo de ser corrido si el INEE considera
que no está capacitado.
Además, en vacaciones, un miembro
de las fuerzas armadas obtiene un descuento del 100% en transporte público foráneo, en
tanto que un maestro solamente obtiene un 25%.
Otro dato, un militar tiene un
seguro de vida por 6 millones de pesos que paga el gobierno y puede retirar el
30% como préstamo adelantado. Un maestro tiene que comprarse su propio seguro y
se lo descuentan cada quincena. Si quiere un seguro por 200 mil pesos le
descontarán 304 pesos quincenales, si quisiera uno de 6 millones de pesos le
descontarían (6 millones/200 mil = 30) 30 x 304 = 9,104 pesos al mes… mucho más que lo que gana un
profesor que trabaje 12 horas a la semana frente a grupo.
Y lo anterior no es precisamente
hablar en contra de la milicia, sino exponer argumentos que indican la triste
realidad del maestro mexicano.
Pero las desventajas para el profesionista
incluido el maestro no ocurren solamente en el ámbito militar, también ocurre
en otros espacios, como podemos ver en el siguiente enlace en donde se anuncia
que un chofer de una determinada empresa gana más que muchos profesionistas
recién egresados de su carrera:
Por su parte el Instituto Mexicano
para la Competitividad (IMCO), oscura organización que no sabemos quién la
financia pero es claro que sirve para denigrar a los trabajadores y en
particular a los profesores, publicó en 2014 un documento donde supuestamente
hace un balance de los ingresos monetarios de las 10 carreras mejor pagadas y
las 10 peor pagadas.
Veamos el extracto.
En dicha tabla no aparece la
docencia como una de las carreras peor pagadas, pero notamos que la que
correspondería a “Bellas Artes” el lugar de la peor pagada. Ganan lo mismo los
profesionistas de esa carrera que un empleado con educación secundaria que
vende pollos rostizados en una tienda:
La docencia se encuentra en el
lugar 42, como podemos ver en la siguiente imagen:
Tomé la imagen anterior de:
Para dicha institución un profesor
de educación básica gana “demasiado dinero”, como pudimos ver en televisión el año pasado cuando anunciaron las supuestas cifras en las que denunciaban a profesores que
ganaban más de $50,000 (¡oh sorpresa!, ¡malditos profesores que ganan mucho!),
70 que ganaban “más que el Presidente” y “hasta uno que ganó 600 mil pesos en
un mes” (resultó ser que al profesor, que ganaba como 21 mil al mes no le
habían pagado en más de un año y le dieron su remuneración en un solo mes). El anuncio fue espectacular, convenció a muchos pero fue pura propaganda antimaestros basada en mentiras.
Véase el siguiente link para recordar aquel momento:
Según ese “Instituto” un profesor
de educación básica no puede ganar, legalmente, cincuenta mil pesos o más, pero
puedo afirmar que si un profesor lo gana es porque ha entrado desde hace más de
20 años al proceso de “Carrera Magisterial” y le ha tupido al estudio, proponiendo alternativas de trabajo (no pagado) y realizando además exámenes extenuantes y pesados.
Lo que está haciendo la SEP en México es lo que afirma el Instituto Nacional
para la Evaluación de la Educación (INEE) en su documento publicado la semana
pasada, la famosa “pulverización de las plazas de tiempo completo” para generar
3 o 4 plazas de menos horas.
No estoy tan errado cuando afirmo
que un maestro mexicano está mal pagado con que hasta el mismo Papa lo afirma:
¿A dónde voy con todo esto?
Recordando la referencia del
inicio, uno de los principios básicos de la psicología conductista es que “si
quieres fomentar una conducta (individual o social), prémiala”, en cambio “si
quieres desaparecerla, castígala o ignórala”. ¿Dónde estamos poniendo nuestros
“premios” (salarios). Los estamos poniendo en empleos que no requieren
estudios. Gana más en este país una persona en un empleo que no requiere
estudios que en uno que lleva años de preparación, al menos preparatoria, que
acá en México es de tres años, y unos cuatro a cinco más a nivel licenciatura,
mínimo unos 8 años más de estudio que nivel secundaria.
Cuando es posible que una persona
sin preparación gane más dinero que una persona que ha hecho una carrera a
nivel licenciatura las cosas están al revés. Y no se trataría de que las
personas limiten su ingreso sino de garantizar que las personas estudiadas, al ser empleadas, ganen más que aquellas que no han estudiado.
Lo que se necesita es que haya
programas que fomenten el mejor salario de la persona estudiada, y en nuestro
caso, de los maestros. Es una condición sine
qua non para que el país avance.
Pero ¿dónde están los mejores
ingresos? En la presidencia y sus secuaces los secretarios de estado así como
altos funcionarios, los senadores, los diputados y la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, en los “artistas de farándula” encumbrados, en los jugadores de
futbol, en los luchadores, alguno que otro boxeador… y en el narcotráfico. De
allí que se genere entre nuestros jóvenes la idea de que no es importante ni
necesario estudiar para tener un ingreso alto.
No va a ser posible convencerlos
de que el estudio les dejará más y mejor que otro camino, nuestros políticos
están demostrando que no se necesita estudiar (la mayoría de diputados y
senadores no tiene ni la secundaria).
Pero ¿porqué se hacen las cosas
así en México? Por que venimos de una etapa prehispánica en la que lo que predominaba
era el cacicazgo, muy vivo y palpitante en nuestra sociedad mexicana, en el que
es más importante la obediencia que la sapiencia.
Reitero, será hasta que las cosas
se pongan “patas al piso”, cuando un profesionista gane más que una persona no
estudiada (en promedio) que la educación será un bien al que quieran aspirar
nuestros jóvenes mexicanos. Mientras tenemos perdida la guerra por una mejor educación en México.