martes, 20 de noviembre de 2018

Programa de reforzamiento conductual en breve

Resumen de programa operarme de educación efectiva


Dr. Héctor Darío Aguirre Arvizu
18-11-20

Es frecuente encontrar que un adulto quiere que un niño, un joven u otro adulto tenga una o varias conductas que les permitan ir madurando y puedan convivir en un ambiente.
De alguna manera educar es moldear para que el otro tenga conductas favorables a su persona y a la vida en convivencia. Estas conductas pueden no ser del agrado de quien las necesita, por ejemplo estudiar sistemáticamente a alguien que aprendió a ser adverso al estudio.

Presento un resumen de cómo, en principio, podríamos actuar para educar a cualquier persona que lo necesite.
Es la aplicación del sistema conductual investigado y diseñado por Skinner.
Es tan simple que a la mayoría de los padres,  maestros y empleadores se les escapa de cómo aplicarlo correctamente.
El esquema es utilizado por muchas personas pero de modo inestable, inconsciente, sin reglas claras y sin orden. Aquí retomamos estas ideas con el fin de aclarar su uso.

Cuando una persona (de cualquier edad, estrato social, preparación académica) presenta una conducta:

1. Deseada. Se necesita aplicar un refuerzo positivo, que es toda acción consecuente e inmediata que "premia" la conducta deseada. Un refuerzo positivo puede ser desde una palabra: ¡Bien!, ¡bien hecho!, ¡padrísimo!, ¡te salió bien!, ¡excelente!; puede ser un objeto que la persona que emite la conducta quiere o requiere: un dulce, un alimento, agua, etc.; es posible que se trate de un gesto como una sonrisa o el asentimiento con la cabeza; también pude ser un contacto corporal suave, como una palmada en la espalda o un saludo de manos.
Es posible que la persona emita un fragmento de la conducta deseada y no toda la conducta. Aquí es importante premiar dicho fragmento para, poco a poco, ir armando la conducta final deseada. No se debe esperar que una persona emita una conducta compleja (o a veces aparentemente simple) a la primera. A este proceso se le llama moldeamiento.
Evitemos enojarnos debido a que la persona que aprende no hace las cosas como se lo dijimos en una única vez: las conductas se construyen, no se imponen. 
Estamos considerando que una persona no emite la conducta incluso cuando se le ha solicitado verbalmente: resulta que la emisión verbal no es el medio de instalar la conducta.
Cuando la persona no emite las conductas deseadas por medio de la palabra quiere decir que todavía no ha armado sus conductas desde lo más sencillo a lo más complejo debido a que ha sido sometida a programas de reforzamiento inconsistentes, no sistemático. La palabra es un elemento asociado a la conducta. Se pretende que cuando uno diga al otro que haga algo lo haga. Sin embargo, esa asociación debe armarse poco a poco.

2. No deseada pero sin relevancia. Cuando la conducta no tiene demasiada importancia, ignórala. Así de simple.
No hagas gestos aprobatorios o desaprobatorios, no digas absolutamente nada ni a favor ni en contra. No hay que gastar tiempo y recursos educativos en eliminar este tipo de conductas.
Una gran cantidad de personas pierde tiempo en este tipo de conductas, solamente por demostrar que tiene “poder”.

3. Francamente no deseada. Lo que corresponde es aplicar un reforzador negativo que tiene como propósito inhibir la conducta. Durante mucho tiempo se llamó “castigo” lo que provocó que muchas personas supusieran que el castigo es el único recurso inhibitorio de conductas. De hecho la mayoría de las personas no sabe aplicar castigos, que deben ser proporcionales a la desviación de la conducta deseada.
A algunas personas les gusta aplicar castigos drásticos al más mínimo desvío o no presentación de la conducta deseada, sin embargo esto no garantiza que la conducta se va a presentar de modo adecuado. En todo caso se trata de una presentación de poder.
Sin embargo el castigo en sí es solamente una variante de reforzador negativo. Quitar algún privilegio que no ponga en riesgo la vida es también un reforzador negativo, como por ejemplo quitar el teléfono celular, que no puedan ver televisión los jóvenes, etc.
Es importante recordar que para que se pueda aplicar un sistema de este tipo la persona que aprende debe tener un grado de dependencia del que enseña. Si no hay una dependencia no se puede dar el aprendizaje, como es el caso de niños ricos que desprecian a sus profesores (y luego hasta los pobres). Al menos con este sistema.
Es necesario que el que aprenda necesite algo del que enseña, si no ocurre así, no se podrá dar el aprendizaje.
Recuerda además, que la aplicación tanto de reforzadores positivos como negativos debe ser moderado. No se deben dar grandes premios ante conductas simples, ni se deben dar grandes castigos ante ausencias de conducta o presentación de conductas parciales adecuadas.
Cuando un padre está dando a su hijo todo lo que él como adulto quiere y todo lo que el hijo pide y hasta exige, está rompiendo la posibilidad de educar al niño con este sistema. No es posible educar con la administración irrestricta de reforzadores positivos o negativos.
También es importante recordar que los reforzadores se deben aplicar inmediatamente de emitida la conducta. Dejar pasar el tiempo y aplicarlos deja de ser eficaz. Por ello el llamado “marco de convivencia” de las escuelas está equivocado, ya que trata de evitar a toda costa el castigo, y los chicos lo saben, así que muchos se escapan de ser sancionados, lo que refuerza las conductas inadecuadas.
Para un joven al que no le gusta estar en la escuela, sea cual sea el origen de su preferencia, el “castigarlos” suspendiéndolos de la escuela los días que sean no significa castigo, sino refuerzo de la conducta inadecuada.
Espero este pequeño resumen sirva a los maestros y padres.

D. R. 2018 Darío Aguirre



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