martes, 13 de abril de 2021

Jesús Martínez Rentería "Palillo"

El Rey de las Carpas

Dr. Héctor Darío Aguirre Arvizu
21-04-13


     #Semblanza, #Efemérides, #EfeméridesMexicanas, #UnDíaComoHoy 13 de abril de 1913, nace el actor cómico mexicano Jesús Martínez "Palillo" Rentería, quien sobresale en los años 40 por sus espectáculos de corte político. En 1986 la Asociación Nacional de Actores (ANDA) le otorga la medalla Eduardo Arozamena por 50 años en la actuación. Muere el 11 de noviembre de 1994. Siempre actuaba cargando un amparo en la bolsa por que la represión era tan fuerte que si decía un chiste en donde se burlaba del presidente en turno lo arrestaban casi inevitablemente.

Jesús Martínez "Palillo", cómico.

    
     Nacido en Guadalajara, Jal., en 1913, fue bautizado como Jesús Martínez Rentería. Fue acólito, agente de tránsito, fotógrafo y torero antes de ingresar a la farándula como corista de zarzuela en el Teatro Principal de Guadalajara. Su afonía crónica no convirtió en cómico. En los años cuarenta sus sketches de corte político se hicieron famosos en las diversas carpas donde actuó: escenificaciones que lo llevaron once veces a la cárcel y nueve al sanitario del teatro. Son proverbiales sus parodias humorísticas a costillas de los gobernantes en turno, y siempre en defensa de los desheredados de la sociedad.

     Aquí reproducimos una entrevista realizada al investigador por Enrique Loubert Jr. en algún diario nacional no especificado publicada en febrero de 1972 y reeditada por PIPSA en 100 Entrevistas, 100 personalidades.

EL HÉROE DE LAS CARCAJADAS

     ¿Se ha detenido el tiempo? Se diría que sí, que en la carpa se vive siempre –es de Borges la frase– “…el ayer, el hoy y el todavía”. Jesús Martínez Rentería tiene veinte kilogramos más que en la época en que su físico espiritifláutico le valió el hoy famoso sobrenombre de “Palillo”. Su voz, siempre desgarrada, es algo más ronca. Por lo demás, parece que verlo hoy en la escena es verlo hace cinco, diez, veinte años; que es volver a vivir más de un lustro de chistes en el derruido Colonial, más de una década de estentórea gayola en el Follies. Parece que es igual el gran sombrero de palma, ¿acaso es la misma, la apagada colilla entre los dedos?, o que es, sobre todo, el mismo chiste, exacta réplica del gesto. También podría pensarse que la gente… (¡No!; no es posible que sea la misma de los treinta o los cuarenta…) Pero, en fin, el caso es que el auditorio ríe y aplaude la fiel copia de bromas y actitudes que hicieron desternillarse y ovacionar a padres y abuelos. Sin embargo, todo es aparente; la verdad quizá sea otra. Porque, aunque tal vez sutilmente, algo ha variado. El tradicional “Pues, sabes ¡a mí los policías…!, todavía causa risa y palmas pero ya carcajadas y ocaciones. Y si surgieran éstas, parecerían más en honor del veterano actor que de la propia broma. “Palillo” es (¿podría expresarse así?) casi un cómico de cabecera. Persiste, sí, pero por él mismo. Y aún… El mismo tapatío tiene, hoy, sesenta años. Cuarenta los cumple en la farándula.

     Y los tiempos no se detienen: cambian.

     Al final de la entrevista, “Palillo” –que durante años y felices días tronó desde todos los foros contra injusticias y arbitrariedades, y que, ahora, lustros después, vuelve a la carpa clásica a celebrar sus cuarenta años de actor– tomó un ejemplar de la segunda edición de Últimas Noticias de Excélsior y bromeó:

     “Mire nomás el encabezado de la “Extra”: L. E. dice que hay corrupción. Ahora, ¿qué es lo que voy a poder decir yo?, ¿qué es lo que voy a criticar esta noche? Resulta mi más serio competidor”.

     En esa forma, Jesús Martínez Rentería subrayaba los cambios habidos desde los lejanos días en que por sus acerbas censuras fue varias veces a parar a la cárcel y aun recibió un par de bofetadas del jefe de policía de la época. Tiempo en el que los políticos no recibían de muy buen talante el humor de los carneros. “Ahora, el político ha evolucionado”, sostuvo.

      –Pero… ¿ha cambiado el chiste político? Indagó el reportero.

     “Pues no. Creo que sigue siendo el mismo. Quizá sólo se cambien los nombres. A fin de cuentas, hay gente que hace también lo mismo. Y en algunos chistes, no hay que cambiar ni el nombre. Como en los de Fidel, que ya estaba aquí cuando yo llegué y que aún amenaza con asistir a mi entierro como dirigente de la CTM”, sonrió el artista.

     –¿Y por qué no hay, pues nuevos chistes?

     “El chiste político florece, creo, cuando hay peligro. En clima de libertad algo decae, se esfuma”, respondió el hoy actor, y alguna vez sochantre en iglesias tapatías –ayudó al entonces canónigo y hoy cardenal Garibi–, arrepentido cristero (dos veces en batalla), torero, barítono, fallido galán e ídolo en el Colonial y el Follies. Esto, entre otras cosas…

     Pero, como de costumbre, empecemos por el principio: por marzo de 1913 a las 13 horas en el número 13 de la calle 13 del barrio del Santuario, en Guadalajara, donde nace “Palillo”.

     Casi estábamos por escribir que nacieron 13 niños. En fin…

ORFANDAD Y EXPULSIÓN

     “Nací en familia de clase media. Pero murió mi padre, Jesús Martínez, y mi mamá Beatriz y mis hermanos tuvieron tiempos de pobreza. Yo, para entonces, cumplía 12 años y me expulsaban del orfanato del señor Silva por mala conducta. Cuatro años me había pasado en el tercero de primaria. Allí me dejaban siempre por indisciplina hasta que vino mi expulsión”…

     –¿Y luego?

     “Pues brevemente fui agente de tránsito en Guadalajara. Eso ocurría por 1928 y ya empezaba, entonces, la mordida”…

     –¿Después?

     –“Quería ser novillero. Y mientras tanto, andaba de chícharo de fotógrafo. Por cierto que en 1929 gané un concurso”…

     Lo del concurso fue toda una anécdota del cómico. En Efecto, hubo muchos aspirantes. Y todos entregaron fotos a cual más elaborada, a cual más preciosista. Seguramente fueron definitivamente cursis algunas. Martínez llevó una foto normal, natural, de una muchacha. Una muchacha de singular belleza. “Se llamaba, y se llama –dijo “Palillo”–, María Félix”…

     –¿Cuánto ganó?

     “Los laboratorios Julio de la Kodak de Guadalajara, organizadores del certamen, me dieron un diploma, una cámara y un amplificador (lo cual era muy codiciado por los profesionales de esos tiempos)…

     “Pero –sigue el actor– todo lo vendí por 225 pesos. Y con ellos me compré un par de novillos para torearlos en Ciudad Guzmán”…

     –¿Éxito?

     “No; un agujero impidió todo lucimiento”, sostuvo el cómico, con un acento definitivamente taurino, de novillero abatido pero aun con arrestos. De ésos que, en la calle Bolívar, cachucha a cuadros, pantalón ajustado, dicen, año con año:

     “Éste, éste es el bueno”…

     La entrevista en el café Habana, donde Jesús Martínez, actual figura de la Carpa México, había comido con su esposa Tommy (“se llama Tomasa, pero todos le decimos Tommy”), con la que contrajo nupcias en 1943.

     “Palillo”, con una ronquera que se va haciendo más áspera a medida que habla hasta casi apagar la voz (¿y esa ronquera?, preguntamos. “Cansancio”, responde el actor), fue relatando los diversos episodios de su ya larga vida. Una vida en la que calcula haber ganado unos veinte millones de pesos, de los que conserva “…el sueldo de esta noche”.

     Porque gastar, gastó. Y jugar, jugó.

     Por ejemplo, en 1946, en la pelea por el campeonato del mundo de los ligeros: Juan Zurita-Ike Williams, en el viejo Toreo, se jugó nada menos que un Buick convertible, envidia de muchos…

     –Y, ¿por qué le apostó a Zurita? Parecía claro que Williams era superior…

     “Pues por apasionado que era yo de todo lo de mi tierra. Como soy apasionado de las Chivas. Nadie sabe, primera vez que lo digo, que un día perdí una casa por jugarle al Guadalajara…

     –¿Una casa?

     –“Sí, fue entre 1946 y 1948, no recuerdo. Un partido contra el combinado España:Asturias. le aposté mi casa en Vértiz a un español. Y el combinado ganó 4 a 2. Y eso sí me dolió. Total, el carro era un carro, lo valuaban en 28,000 pesos, pero una casa…”

     Y el póker, pero ¿a qué seguir?

     “Palillo” mismo reconoce que su vicio fue el juego. (Las Chivas algo le resarcieron en juegos contra el América, pero gota en el mar frente a una residencial) “Y ni sé por qué me gustaba el juego: pero era picado… Ahora ya no. Ya no tengo ese vicio”.

     –Pero ¿ahorrará algo? Gana tres mil pesos actualmente por noche…

     –Y el hombre que empezó con un sueldo de 30 centavos allá en los lejanos principios de los treinta (este año, en abril, cumple 40 años de actor), respondió negativamente:

     “Odio la economía. No me gusta guardar dinero”…

     Bueno, quedábamos en que por lluvia, Jesús Martínez Rentería pasó inédito como torero en Ciudad Guzmán en 1929…

     “Hay por esa época una cosa espantosa en mi estado –rememora el actor, ahora sí con voz seria, dolida– y aparecen los cristeros. Yo, que entonces no conocía más teatro que el de títeres y que nunca hacía chistes porque era, toda mi vida he sido, un introvertido; me fui desorientado cuando un grupo cristero al mando de un coronel don Trino, que resultó ser sacerdote de un pueblo llamado Purificación…

     “Dos veces entré en batallas, una a las 11 de la noche, otra a las cinco de la mañana. Llevaba un rifle parecido a aquellas ’30-30’. Nunca pude saber si maté a alguien. Todo me causó un terrible trauma, un arrepentimiento que aún conservo. Fíjese, tomar el nombre de Cristo para algo tan anticristiano…

     “Total, me escapé milagrosamente de todo desertando. Cuatro días caminé por brechas y cerros para llegar a Guadalajara. Pero, sin saber caminos ni nada, fui a para a Aguascalientes. De aquí me rescató mi tío Gabriel que era barítono en coros eclesiásticos y que alguna vez participó en zarzuelas. Me puso a estudiar canto. Y fui sochantre. En alguna ocasión, cuando el hoy cardenal Garibi era canónico, lo ayudé en la misa.”

     En 1932, su tío Gabriel lo coloca en el Teatro Principal de Guadalajara como partiquino, como miembro del coro. La obra era Los Gavilanes, el sueldo, 30 centavos al día. Éste es el comienzo de la que sería una notable carrera en las carpas de un cómico al que, fielmente, siguió años y años un público que, noche a noche, se divertía y carcajeaba con los mismos chistes, también noche a noche, invariablemente repetidos.

     Y sigue “Palillo”:

     “…mejoro mis actuaciones, destaco en el coro y me dan una oportunidad de galán-barítono en la obra Molinos de viento. pero mi físico, extremadamente delgado, en vez de impresionar al público le causa risa. Luneta y galería se desternillaban. Es un fracaso colosal el mío, y entre bromas y veras, artistas y público me señalan un camino: el de las carpas de San Juan de Dios. Rechazo, por soberbia artística, ser un camastro. Indignado me niego. Pero me hablan de un sueldo fabuloso: $1.50 al día por ocho tandas. Y acepto, entro al Salón Jalisco, en el corazón del barrio de San Juan de Dios, como ayudante del gran ‘Don Chico’. Era la más fabulosa carpa y apenas cumplida una semana de actuaciones, el mismo público empieza a llamarme “Palillo”…

     “Con ese nombre, inexperto para siempre bronco, arremeto contra todo lo que era injusticia y el público lo eleva a ídolo…”, dice seriamente, sin aspavientos.

     “En 1932 –continua sus reminicencias– fui contratado por el Teatro Obrero, un inmenso salón a cinco cuadras del Jalisco, pagándoseme la increíble cantidad de ¡seis pesos diarios! Aquí adquirí experiencia en el género frívolo. Aún a la fecha, aprovecho en mis rutinas algo de laque aprendí ahí. Dos años pasé como primerísima figura hasta que me contrataron en la capital del país. Me llamaron del Salón Mayab, otra carpa que está en el bohemio Garibaldi, para sustituir al famosísimo y muy graciosos cómico ‘Chicote’, Quince pesos diarios era el salario…

     ¿Y el dinero ganado en Guadalajara? Ya no quedaba nada. “Palillo”, recordando su vieja afición, se lo gastó principalmente en comprarse toros para darse el gustazo de torear en El Progreso, la plaza cumple de la Perla Tapatía.

     “Alternaba con ‘El Negro’ Muñoz, ‘El Güero’ Pastor, Javier Cerrillo. Triunfé tres domingos seguidos. Pero los empresarios insistían en que debía comprar mis toros… Además, aunque salía de luces, el público, que me conocía de cómico, no me tomaba en serio e insistía en que bailase delante del toro. Total”…

DEL APOLO AL COLONIAL, CON TAL DE GANAR MÁS DE 30 PESOS

     En la carpa de Garibaldi, donde le suben el sueldo a 30 pesos después de su presentación triunfal, pasa un año. Después recorre las diversas carpas de la época: Ofelia, Moreno, Apolo. Transcurrían loso 30. En 1937 lo contratan en el famoso jacalón Teatro Colonial (entonces en San Juan de Letrán), con 90 pesos cotidianos. Dura allí siete años. Era ídolo –dice– con mayor popularidad que artista alguno, gracias a las persecuciones…

     –¿Tiempos difíciles?

     “Hay amenazas, persecuciones, encarcelamiento. Me persigue el jefe de la policía Miguel Z. Martínez. Ya era los años 40. Me llevan a la cárcel varias veces. en una ocasión paso nueve días en la sexta demarcación por un sketch en el que mezclo policías y rateros. Una vez soy llevado ante el general Z. Martínez. Me habla, no le contesto y me pega dos bofetadas. No me quedó más recurso que aventarle escupitajos. Sangrando me volvieron a meter al calabozo”…

     –¿Y éxitos?

     –“Pues ya ganaba 130 pesos diarios, con gran disgusto del empresario Alfonso Brito, quien prefería que los actores no triunfaran rotundamente, porque eso se traducía en aumentos de salarios. Par él la estrella debía ser el teatro mismo. Aquí, nomás el Colonial, decía. pero el hombre, que en paz descanse, hasta se enfermaba cuando yo no actuaba y tenía que devolver las entradas. Quise irme, pero me pidieron los de la Sociedad de Actores que me quedara para conservar la fuente de trabajo, y la que sin mis actuaciones el teatro debía cerrar. Firmé entonces un contrato cuya cláusula cuarta disponía que si el empresario entraba en el foro quedaba rescindido el contrato. ¡Así nos llevábamos de bien!”

     –Y llega al cine…

     –Hago tres películas pésimas. Con decirle que el primer llamado que tengo deben llevarse a los Estudios Clasa dos agentes, porque yo no quería ni presentarme a trabajar en Lo que el viento trajo de lo malo que era el argumento. Pero ya había firmado, y ni modo. Las otras películas fueron también pésimas. Mal dirigido, mal todo, Ay Palillo no te rajes y Palillo Vargas Heredia, no son para recordarlas…

     En fin, en 1944, concluye en el Colonial y llega el esplendor. Después de siete años de trabajo ininterrumpido descansar una noche (que se pasa en el Tupinamba con los amigos) y un día después, el 17 de marzo de 1944, debuta en el Follies de Santa María la Redonda. Lo contratan una semana, con un sueldo de 150 pesos diarios. La semana se prolonga ¡11 años!, y de los 150 pesos del contrato  original pasan a ser mil por noche. Alterna, siempre él en plan principal, en el lugar más destacado del programa, con Agustín Lara, María Antonieta Pons, Toña la Negra, Libertad Lamarque, Los Panchos. “¡Jijos! –exclama– póngale usted todos los nombres famosos que quiera con la seguridad de no equivocarse. Y es que en 11 años todo el mundo artístico pasó por el escenario del Follies. Era famosísimo. en la provincia, está mal que lo diga yo, pero decían, sostenían que venir a la capital y no verme era como no venir a la capital. Hago chiste político: con fuerza. son los mismos chistes de ahora… cambian los nombres”.

     En el Follies nace su idea de la Mutualidad Deportiva. “Muchos sacrificios y dinero me costó a lo largo de siete años. Todo el México deportivo sabe lo que hice porque el deportista tuviera seguro de vida, servicios médicos. Sostenía a 19 boxeadores ciegos, lisiados. les daba 22 pesos a cada uno… Años después propicio, promuevo la construcción de una ciudad deportiva. Un sentimiento que tengo es que cuando se inaugura La Magdalena Mihuca nadie parece acordarse. Fui siempre muy aficionado al deporte. Al futbol, particularmente. Solía llamarme porrista oficial de los equipos nacionales”.

     Del Follies, en 1955, pasa al Iris, al Lírico, organiza giras en la provincia. Viaja, aunque poco, por Estados Unidos, Cuba. Va a Europa una vez. Prefiere hacerlo por pueblitos de México. “Donde hay brechas y se va a caballo”. Empieza en los 60 su promoción de teatros populares. Uno de ellos, en Guadalajara. Ahora vuelve a la carpa. “Cuando regresé, hace días, creo que fue cuando recibí el mayor aplauso de mi vida”, sostiene.

     –¿Quién es el mejor actor cómico?

     “Para mí fue el Chato Ortín, que descanse en paz. el mejor cómico, aun sin ser actor, seguirá siendo Mario Moreno”.

     –¿Y de mujeres?

     “Amparo Arozamena”.

     –Y en cuanto al público, ¿ha cambiado?

     “Sí, mucho. Ahora quieren un chiste claro, preciso, ingenioso. Pide originalidad. El público mexicano siempre tuvo agudeza, pero antes prefería la agresividad al chiste; ahora, quizá la ironía… Hoy, por ejemplo, la procacidad no hace tanta gracia como en el pasado.”

     –Entonces, ¿por qué no evolucionan los carperos a la par que el público?

     “Porque hacen falta escritores. Y faltan, supongo, porque nadie los paga. Hay empresarios que creen poder presentar a un cómico como se presenta a un cantante. El cómico necesita un libretista. Y no los hay. Para mí, afortunadamente, los libretistas son los propios periódicos: de lo que cotidianamente pasa saco mis chistes.”

     Pero, se sostiene que el chiste político no ha cambiado; interrumpe el reportero.

     “Así es. Sigue siendo el mismo. Creo que está hasta en decadencia. Yo hago algunas rutinas de la época del Colonial.”

CAMBIARLE LOS NOMBRES A LOS CHISTES… Y LOS APELLIDOS

¿Y por qué no cambia el chiste? 

“Pues porque los políticos no cambian –empieza ‘Palillo’–; muchos siguen haciendo lo mismo. O sea que con cambiarle nombres al chiste basta. Del único que no he tenido que cambiar ni el nombre es de Fide. Desde que llegué aquí está él. Y creo que amenaza con ir a mi entierro como dirigente de la CTM…”, bromeó al final el cómico.

¿No cambian los políticos?

     “Algunos no. Los desmanes crecen a medida que ha crecido la ciudad. Otros evolucionan, como todo ha evolucionado. Actúan con mayor tacto. Hay, por lo demás, mayor espíritu de observación del pueblo…

     “Además, hoy el político admite la crítica. Se advierte mejor atmósfera actualmente para ejercer esa crítica…”

     –¿Y es esto favorable al cómico?

     “Pues… ocurre que cuando hay peligro parece florecer más el chiste político, así como parece que en clima de libertad se atenúa, se desdibuja algo…

     –¿Tiene algún deseo?
    
     “Sí; ver teatros populares en todos los pueblos de la República.”

     –Y, si lo ha pensado, ¿cómo desearía partir de este mundo?

     “Sin deberle nada a nadie”, concluyó.

   Imágenes tomadas de: 

    

    (1) Corazón de Águila.
 

     Con información de:


     Loubert, E. (1972). El Héroe de las carcajadas. Entrevista contenida en el libro 100 Entrevistas, 100 personajes. Coordinado por Vicente Leñero. PIPSA. México. 1991.

     



     D. R. 2021 Darío Aguirre


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