Dramaturgo Barroco
Dr. Héctor Darío Aguirre Arvizu
18-08-04
#Semblanza, #Efemérides, #EfeméridesMexicanas,
#UnDíaComoHoy 04 de agosto de 1639 muere el escritor novohispano Juan Ruiz de
Alarcón y Mendoza cuya obra constituye uno de los aportes más sólidos y
valiosos de América a las letras hispánicas de ambos siglos de oro.
Nació en un año no precisado entre 1572 y
1581, según las fuentes, pero sin tenerse fecha exacta.
Su padre, ilustre prosapia conquense, se
desempañaba como funcionario del virreinato de la Nueva España, en el ramo de
hacienda; su madre —una Mendoza— no era menos aristocrática. Recibió pues, esmerada educación a pesar
del menguado patrimonio económico de que disponía la familia. Su vida ofrece
cuatro etapas bastante simétricas:
1º Infancia y adolescencia desde su
nacimiento hasta 1600. Según algunos autores, estudia artes en la universidad
local; según otros , el bachillerato en cánones (más probable).
2º Intermedio peninsular de estudios y
tentativas: 1600-1608. Marcha a la Península, se radica en Salamanca, y en su
universidad recibe el título de bachiller en derecho canónico (1600) Dos años
después la misma universidad le discierne el de bachiller en derecho civil. Se
matricula entonces para la licenciatura en leyes, que debió de finiquitar,
presumiblemente, hacia 1605. Pero no puede recibir el grado académico porque carece de los recursos que ello
demanda. Ignórase qué hizo en los tres años que median hasta su retorno a la
Nueva España. Pero si la marcha regular de sus estudios y el apocamiento
congénito que le infería su desmedrada estampa física —era pelirrojo y corcovado— dan pie para conjeturar una
vida recoleta y ordenada, es de presumir que, ya graduado, aunque sin diploma,
vegetaría picando pleitos y ejercitándose secretamente para satisfacer la gran
vocación de la vida: el teatro. En 1608 embarca de regreso a la Nueva España en
la misma flota en la que viajaba también otro gran ingenio: Mateo Alemán.
3º Breve interludio del retorno: 1608-1613.
En México la universidad le otorga la licenciatura en leyes (1609). Oposita
entonces, sin éxito, varias cátedras universitarias, y debe aceptar algunos
destinos modestos, como el de teniente de corregidor (1611), que alterna con el
ejercicio de la abogacía. Hasta que decide partir de nuevo hacia la metrópoli;
esta vez para siempre.
4º Madurez, triunfo y muerte: 1614-1639. Como
la abogacía no le saca de estrecheces, trata de obtener algún destino
burocrático que le permita vivir con decoro. Entretanto, la vocación del teatro
se apodera de él: se inicia en la dramática, primero como colaborador de Tirso
y discípulo de Lope; luego, como autor independiente. Obtiene éxito en su postura,
no mucho, pero el suficiente para que se desate sobe él la enemiga y la envidia
de sus rivales literarios. Josef Alfay ha recopilado trece poesía satíricas en
que Góngora, Lope de Vega, Vélez de Guevara, tirso, Montalbán, Quevedo, etc.,
no ahorran insultos ni dicterio a su alcance. Además de plagiario —¡a él que era saqueado por unos y otros!— le
enrostraban su físico desmedrado y sus humos de señorón y aristócrata: “Tanto,
de corcova atrás / y adelante, Alarcón, tienes —decía una letrilla
emponzoñada—, que adónde te corco-vas”. En esta etapa produjo, pues toda su
obra. Exactamente entre 1614 y 1633, ya que dejó de escribir para el teatro
cuando el presidente de Indias, don Ramiro Núñez de Felípez de Guzmán, le
consiguió el cargo de relator del Consejo, primero itinerante (1625) y luego en propiedad (1633). Pocos años
después moría en Madrid.
Obra. Comoquiera que ésta, más bien breve en extensión, es rica en
contenido, se han propuesto varias clasificaciones de sus comedias (Hurtado y
González Palencia, Pfandl, etc.). Una ordenación equidistante que, al mismo
tiempo, da una idea panorámica de su
contenido, temática, etc., sería, por ej., la siguiente:
1º Comedias de ideas, la mayor parte, es decir: Los favores del mundo; No hay
mal que por bien no venga; Ganar
amigos; Los pechos privilegiados;
La verdad sospechosa, etc.;
2º Comedias de enredo, fantasía y tramoya: Los empeños de un engaño; La
cueva de Salamanca; La Manganilla de
Sevilla; Quien mal anda en mal acaba,
etc.;
3º Dramas históricos y trágicos: El
tejedor de Segovia, La culpa busca la
pena, y el agravio, la venganza; La crueldad
por el honor, etc.
La nota de fondo que prevalece en el teatro de Alarcón es su mensaje
ético. Él es quien incorpora a la escena española la comedia moral. Es
original, pues, por su contenido, pero lo es también por su forma, por su
estilo, cuyas características más notorias, entre otras, son éstas: mayor
limitación en la concepción general; tono más equilibrado; mayor profundidad y
finura psicológicas en el seño de los tipos y caracteres; afán ético y
didáctico permanente; envoltura formal más prolija y depurada. Cualidades todas
ellas que le signan originalidad, le apartan de la escuela lopesca y explican,
no sólo la enemiga y la envidia de sus rivales, cuanto su influencia sobe el
teatro extranjero: Cornelle (Le menteur)
en Francia; Goldoni (Il bugiardo) en
Italia, etc.
Etiqueta trasera de la sidra de 1901. (5) |
Se ha pretendido explicar el afán ético-docente del teatro de Alarcón
por la compensación espiritual que se deformidad física hallaría en la
exaltación de lo bello, lo justo, lo bueno y
honrado, etc. (Valbuena Prat). Y se ha querido también impulsar a su
mexicanismo o americanidad el tono medio
de discreción y equilibrio que priva en su estilo (Henríquez Ureña). Pero estas
tesis no han prosperado: la moral de Alarcón es profundamente cristiana y la
salva del resentimiento que encubriría su afán docente. Y en cuanto a lo otro,
la difusa vaguedad de una tal connotación telúrica le resta validez y
convicción, aun cuando incluya el contenido cultural que no podía ser sino
español, aquende y allende los mares. En suma: Alarcón prefiere los tonos
medios y mesurados que caracterizan su estilo, porque él era, íntimamente, un
hombre mesurado y equilibrado. J. R. M.
Imágenes tomadas de:
(1) Mercado Libre.
(3) Wikiméxico.
(4) y (5) Fundación Cardin.
Con información de: Diccionario Enciclopédico Quillet.
D. R. 2018 Darío Aguirre
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