La esencia misma de la mexicana
Dr. Héctor Darío Aguirre Arvizu
18-08-07
#Semblanza, #Efemérides,
#EfeméridesMexicanas, #UnDíaComoHoy 07 de agosto de 1974 fallece Rosario
Castellanos poetisa, periodista y embajadora que dio a México grandes
aportaciones literarias.
Nació en Comitán, Chiapas, el 25 de mayo de
1925. Fue hija de César Castellanos y Adriana Figueroa. Su padre era hacendado.
Su hermano murió siendo aún niño, lo que provocó un rechazo de su padre hacia
ella debido a ser mujer, acontecimientos que marcaron su vida, definiéndola
como escritora.
Estudió la carrera de Derecho pero la
abandonó para dedicarse a las letras. Se graduó de maestra de Filosofía en la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1950.
Con un beca del Instituto de Cultura
Hispánica pudo cursar un posgrado en Estilística y Estética entre 1950 y 1951
en la Universidad Complutense de Madrid.
Regresando empezó a dar clases de literatura
mexicana, iberoamericana, española, inglesa, francesa y norteamericana en la
escuela Miguel Ángel y en la Universidad Motolinía de la ciudad de México,
además de en el Instituto de Ciencias y Artes, en la Preparatoria de San
Cristóbal y en la Facultad de Leyes de Chiapas; además fue académica de las
universidades de México, Wisconsin, Indiana, Colorado e Iberoamericana.
Fue promotora cultural del Instituto
Chiapaneco, directora del Teatro guiñol del Centro Tzetzal-tzotzil en el
periodo 1956-1957. En la misma institución pero en la ciudad de México continúo
laborando en el Departamento de Publicaciones hasta 1961, donde escribió textos
para los promotores y comedias para el teatro guiñol.
Fue directora de información y prensa de la
UNAM.
Como representante diplomática de México en
Israel impartió clases en la Universidad Hebrea de Jerusalén entre 1961 y 1974.
Imponente. (2) |
Debido a una descarga eléctrica al cambiar un
foco de una lámpara, Rosario Castellanos falleció el 7 de agosto de 1974. Sus
restos fueron sepultados en la Rotonda de los Hombres Ilustres (ahora de las
Personas Ilustres) de la ciudad de México, por órdenes del presidente Luis
Echeverría.
Algunos de sus cuentos y poemas que están incluidos en antologías,
se han publicado en inglés, francés e italiano.
Obtuvo el premio Xavier Villaurrutia en 1961
por su novela Oficio de tinieblas; el premio Sor Juana Inés de la Cruz y el
Carlos Trouyet de Letras para la mejor obra literaria de 1967. El 6 de octubre
de 1972 Luis Echeverría le otorgó el premio Elías Sourasky de Letras.
Sus obras:
Cuentos:
Ciudad Real, Universidad Veracruzana,
México, Ficción, 17, 1960. Esta colección expone en forma cruda y exquisita
el dolor y las deformaciones, producto de una civilización basada en la
degradación de las razas y clases sociales.
Álbum de familia, Joaquín Mortiz, Serie del
Volador, México, 1971: Recrea los prejuicios de la clase media urbana.
Los convidados
de agosto,
Era, México, 1974: En esta obra recrea los prejuicios de la clase media
provinciana de su estado natal.
Rito de
Iniciación: Con
esta novela, Castellanos cierra el ciclo de trabajo en Chiapas e inicia una
etapa citadina, influenciada por el entusiasmo, el vigor y la inteligencia de
la nueva novela.
Ensayo:
La novela
mexicana contemporánea y su valor testimonial, Instituto Nacional de la Juventud,
Cuadernos de la Juventud, México, 1966.
La corrupción(1970).
Mujer que sabe
latín...,
Secretaría de Educación Pública, SepSetentas, 83, México, 1974; Secretaría de
Educación Pública/Fondo de Cultura Económica, Lecturas Mexicanas, México,
1984.
El uso de la
palabra,
Excélsior, Serie Crónicas, México, 1974; Editores Mexicanos Unidos, México,
1987.
El mar y sus
pescaditos
(1975). Colección de artículos periodísticos.
Novela:
De la vigilia
estéril
(1950).
El rescate del
mundo (1952).
Oficio de
tinieblas,
Joaquín Mortiz, México, 1962: "está basada en un hecho histórico: el
levantamiento de los indios chamulas, en San Cristóbal, en 1867.
Balún-Canán (1957): Rosario Castellanos
elabora en esta novela un relato en el que se entretejen los detalles de la
vida cotidiana, retratando la gran pobreza indígena de Chiapas, con el latir
de los conflictos raciales que con hondas repercusiones ha vivido la región
de Chiapas.
Poesía:
Trayectoria del
polvo, El
Cristal Fugitivo, México,1948.
Apuntes para una
declaración de fe
(1948).
De la vigilia
estéril
(1950).
Dos poemas (1950).
El rescate del
mundo,
Dirección de Prensa y Turismodel estado de Chiapas, México, 1952.
Presentación en
el templo,
Madrid, España, 1951; 2a.ed., en Revista Antológica, México, 1952.
Poemas:1953-1955, Metáfora, México, 1957.
Al pie de la
letra,
Universidad Veracruzana, México,1959.
Salomé y Judith, Jus, Voces Nuevas, 5,
México, 1959.
Materia
memorable
(1969).
La tierra de en
medio (1969).
Poesía no eres
tú, obra
poética 1948-1971, Fondo deCultura Económica, Letras Mexicanas, México, 1972.
Lívida luz, Universidad Nacional
Autónoma de México,1960.
Teatro:
Tablero de Damas(1952).
El eterno
femenino,
estrenada en 1976; Fondo deCultura Económica, Popular, 144, México, 1975.
Muestra una clara conciencia del problema que significa, para su autora, la
doble condición de ser mujer y mexicana.
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Incluyo una entrevista realizada a Rosario
Castellanos por María Sten en 1970, cuatro años antes de su muerte, publicada
en un diario no especificado pero publicado en el libro 100 entrevistas, 100
personales, publicado por PIPSA.
Nació en Comitán, Chiapas, en 1925 y murió en
Tel-Aviv, Israel, en 1974. Fue maestra en filosofía en la Universidad Nacional
Autónoma de México, y llevó cursos de estética y estilística en la Universidad
Complutense de Madrid. A su regreso ejerció la docencia en distintas
preparatorias y universidades. Ocupó, entre otros cargos públicos, la dirección
de Información y prensa de la UNAM, la secretaría del Pen Club, y la embajada
en Israel. Publicó poesía: El rescate del
mundo, Poemas dramáticos: Salomé,
Judith, Al pie de la letra, Materia memorable y La tierra de en medio; novelas: Balún
Canán y Oficio de tinieblas; y
cuentos: Ciudad Real, Los convidados de agosto y Álbum de familia. Ganó los premios
literarios Chiapas, Xavier Villaurrutia, Sor Juana Inés de la Cruz y Carlos
Trauyet.
MUJER QUE SABE
LATÍN
—Rosario, dime ¿cómo llegaste a la literatura?
¿Podrías reconstruir el camino que has recorrido hasta llegar a ser famosa?
—Creo que el camino hacia la literatura fue absolutamente
inconsciente. Yo vivía en un medio cultural muy pobre donde no se plantaba la
posibilidad de la literatura como una forma de vida, ni siquiera como forma de
expresión. Sin embargo, por una serie de experiencias personales muy dolorosas
y difíciles, encontré que el hecho de formularlas en palabras me hacían
disminuir la angustia y entonces empecé
a recurrir a esta formulación; claro que sin ninguna técnica, sin ningún domino
del lenguaje, sin ninguna intención estética al principio. Era simplemente un
calmante sicológico. Posteriormente, por ese tipo de problemas vitales tuve que
dejar mi casa, iniciar una carrera y entonces me di cuenta de que la literatura
era una disciplina que no solamente se podía disfrutar, sino también aprender.
A partir de ese momento me dediqué a leer con un ímpetu antes reprimido y que
poco a poco fue encontrando causes más apropiados.
Reflexiva. (4) |
—Comenzaste a escribir muy
joven, si no me equivoco.
—Sí. La literatura era fundamentalmente algo mimético. Aparte de que
necesitaba desahogarme más que expresarme, quería en los ratos de ocio tratar
de dar forma a otros relatos, a otras narraciones; pero no tenía ningún modelo
más que el periódico y de éste lo único que estaba a mi alcance mental era la
página roja. Me dedicaba entonces a hacer unas especies de crónicas sobre
crímenes usando palabras que hasta ahora ignoro lo que significan, pero que me
sirvieron mucho como ejercicio.
—Si bien recuerdo todo eso pasó
en Chiapas, ¿verdad?
—Sí. En Comitán, donde vivíamos muy asilados y donde, incluso, el
periódico, que era mi fuete de conocimientos, llegaba con retraso, cuando todas
las noticias se habían convertido ya en historia.
—Eres bastante multifacética:
escribes poesía, novela, ensayo literario y artículos para la prensa ¿Cuál de
estas actividades, de estos géneros, te acomoda más?
—Cada una de estas actividades, en su momento, cumple con mayor
perfección lo que yo deseo hacer. Desde luego la poesía es la que saca a la luz
los sentimientos más íntimos y la que me deja más tranquila, más satisfecha,
más contenta de haber hecho algo que está más allá de mi voluntad y, en muchas
ocasiones, más allá de mis posibilidades. Ahora bien, el ensayo me parece muy
importante porque me aclara problemas teóricos , y el periodismo me permite
tener un contacto directo con una gran masa de público.
—Según tu propia experiencia,
¿crees que el escritor en México cumple con su misión? ¿Qué sus libros llegan a
las amplias capas de lectores, o sigue siendo escritor para una minoría?
—Creo que hay casos, que desde luego son excepcionales, en los que el
escritor logra un amplio margen de popularidad. Pero esta popularidad no
siempre coincide con la calidad que se supone debe exigirse a la obra
literaria. Creo que la literatura, entre nosotros, por la poca difusión de las
obras de arte, por el alto índice de analfabetismo, continúa siendo una
actividad de minorías para minorías.
—¿Ves alguna diferencia entre la
literatura mexicana y la literatura europea y norteamericana? Me refiero a algo
muy específico… a rasgos muy característicos…
—Creo que la preocupación que hemos tenido en América Latina al
escribir ha sido fundamentalmente denunciar los males sociales y tratar de
remediarlos con esta denuncia. Pero a medida que la literatura se ha convertido
en una profesión y en una profesión exclusiva, cuando hemos tenido contacto con
otras tradiciones culturales, en las que vemos cómo funciona el arte puro, o
cómo funciona en relación con el público, nos hemos dado cuenta de que es
necesario atemperar este afán de mensaje y este deseo de modificar la realidad
por medio de la palabra para manejar ésta como un valor en sí mismo. Creo que
actualmente lo que ha dado gran vitalidad a la literatura latinoamericana es su
contenido social, pero lo que está dando la calidad, lo que hace posible la
traducción a otros idiomas, es el manejo del lenguaje como un valor en sí
mismo. Creo que es la posibilidad de equilibrar su el mensaje con la forma es
donde puede hallar su mayor mérito la literatura hispanoamericana.
Recordada. (5) |
—Hemos hablado varias veces
acerca de la soledad, un rasgo muy característico de esta literatura.
—Creo que no hay libro hispanoamericano (y conste que la mayor parte
de las grandes novelas nuestras no son novelas sicológicas, intimistas; no nos
narran la vida familiar, sino que son grandes cuadros políticos) en que no haya
una atmósfera especial, y esta atmósfera es de soledad. Pero quizá en quien más
se respira la soledad –porque en el caso de García Márquez llegamos a
olvidarla, porque es el telón de fondo de la narración tan rica en anécdotas,
en colorido, que ya no nos damos cuenta de si los personajes son solitarios o
no–, donde con más evidencia se muestra esta soledad, es en Juan Carlos Onetti.
—¿Y tu también sientes esta necesidad
de trasmitir la sensación de soledad, o no la sientes con tanta fuerza como
otros escritores?
—Bueno, para mí la soledad ha sido una experiencia que se ha ido
modificando con el tiempo. Mi adolescencia fue una desgarradura muy honda y
algo que me parece insuperable. Posteriormente tuve una serie de vivencias,
sobre todo poéticas, en las que se podía trascender la soledad gracias a
ciertos sentimientos casi panteístas de comunión con la Naturaleza. Desde luego
no me preocupa tanto describir las sensaciones que pueden darse en un ambiente
solitario porque creo que en gran parte es producto, en muchos sentidos –por lo
menos en la clase que yo conozco y que he tomado como tema de mis novelas–, de
la ociosidad. Para mí, como escritora, el trabajo sería la manera de conjurar
el problema del aislamiento humano.
EUFORIAS DE COMUNIÓN
—¿Y este contacto tan vivo que
tienes con el mundo que te rodea, se debe a influencia de algún filósofo, de
alguna corriente filosófica, o llegaste a ello tú sola?
—Fundamentalmente fue una experiencia poética. Primero un contacto con
las fuerzas inanimadas, luego con la gente. Después he tratado de racionalizar
estos estados de ánimo, estas euforias de comunión con el resto del mundo a través de ciertas teorías, especialmente
las de Sartre.
—Sí, Sartre es tu filósofo
preferido…
—No tan preferido, sino de los pocos que están a mi alcance y eso no
sé hasta qué punto.
—Y dime, ¿piensas que existe una
verdadera división entre la literatura masculina y femenina? ¿Se puede decir
que las mujeres escriben de otro modo? ¿Simone de Beauvoir tiene un modo de
pensar muy masculino, verdad? ¿Cómo te consideras tú a ti misma?
—No creo en el mito del sexo como un determinante o como una barrera
que impide llevar a cabo ciertas tareas. Tal como no creo en el mito de la
raza. Como ves estoy colocando en el mismo nivel los dos problemas. Pero tengo
presente un hecho histórico real, que es la formación educativa muy distinta de
los hombres y de las mujeres en Latinoamérica. Empezando porque la educación
del hombre es mucho más compleja y se le supone abocado a la vida intelectual,
suponiendo todo lo contrario de las mujer. También tenemos que tener en cuenta
que los tabús de nuestra moral nos alejan de la posibilidad de un contacto con
una serie de realidades y el uso del lenguaje nos impide no sólo conocer los
sentidos de muchas de nuestras palabras, las alusiones que se hacen, sobre todo
en el terreno sexual, sino también manejar un idioma que puede ser el del
hombre. Esto naturalmente repercute en la obra literaria y le da una pobreza
peculiar a las obras femeninas.
—Quizás puedas explicarme por
qué no hay en México una gran novela erótica, todas las escenas de amor están
descritas con muchísimo pudor, sencillamente no hay páginas de amor.
—Quizás la vida amorosa no sea nuestro fuerte… Ya hemos dicho antes al
respecto que la temática de la novela hispanoamericana es fundamentalmente
política, de ella se puede hablar, a ella se puede aludir. El hispanoamericano
guarda muy en secreto la vida de su casa, sus relaciones familiares, así como
sus experiencias amorosas. Y si empezamos así, continuaremos por no poder
formularlas como obra de arte.
Homenajeada. (6) |
—¿No piensas escribir una novela
de amor?
—Creo que no podría escribir ni siquiera un poema sobre el amor… Salvo
sobre un amor ya terminado, es decir, sobre las cenizas del amor.
—Eres pues, la esencia misma de
lo mexicano.
—Algo peor: la esencia misma de la mexicana.
—Dime entonces, ¿sobre qué
escribes ahora?
—Lo que me preocupa ahora es la vocación literaria y la posibilidad de
realizar esta vocación a través de ciertas formas de visa.
—¿Te refieres a la profesión de
escritor o al mecanismo mismo de escribir?
—Más que nada a la profesión, es decir, cómo puede realizar en un país
como el nuestro, una mujer como la nuestra, con los obstáculos que se le
presentan, la vacación literaria. Qué tipo de vida puede llevar que le permita
esta realización. Por ejemplo: a Sor Juan, en su época, no le quedó más remedio
que escoger el claustro. Ahora ya no estamos en una situación extrema, pero
habría que ver en qué situación estamos.
—La última pregunta: ¿Qué te gustaría ser sino fueras escritora?
—Me habría gustado mucho –dicen que a uno siempre le gusta lo que es
incapaz de hacer– cualquier tipo de trabajo manual, o cualquier profesión que implicara la habilidad manual. La
medicina, por ejemplo, aunque soy absolutamente incapaz de ver un enfermo sin
estar inmediatamente contagiada de todo lo que él tenga.
En el ensayo La novela
mexicana contemporánea y su valor testimonial, se encuentra en la siguiente liga: Hispania.
En la siguiente liga se pueden descargas
algunos poemas de Rosario Castellanos: Material de lectura.
Aquí
el ensayo Mujer que sabe latín… : LaResolana.
Agradezco
a la Ing. Patricia Silva Palacios, directora del Instituto de la Mujeres Unidad
Xochimilco por permitirme el uso del libro 1,500 mujeres (Tovar Ramírez, 1996).
Imágenes
tomadas de:
(1)
Wikiméxico.
(3)
Twitter.
(4)
Le petite dame.
(5)
Bitácora de vuelos. Ilustración de Angelero.
(6)
La capital. Ilustración de Allan Ramírez.
Con
información de:
(1) Tovar Ramírez, A. (1996). Mil quinientas
mujeres en nuestra conciencia colectiva. Catálogo biográfico de mujeres en
México. Documentación y Estudios de Mujeres, A. C. Primera edición.
(2) Sten,
M. (1970). Mujer que sabe latín. En 100 entrevistas, 100
personajes. PIPSA, Grupo Industrial y Comercial. 1991. (pp. 42-43).
(3)
Vida Alterna.
D. R. 2018 Darío Aguirre
hay que conocerla más atraves de sus libros y así saber porque es tan valiosa para la literatura mexicana.
ResponderEliminarGracias por la recomendación.
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