La expresión de la mujer
Dr. Héctor Darío Aguirre Arvizu
18-07-21
#Semblanza, #Efemérides, #EfeméridesMexicanas, #UnDíaComoHoy 21 de julio de 1917 nace en Pachuca de Soto, Hidalgo, Margarita Michelena, poetisa mexicana de una producción intensa.
Margarita Michelena. |
Nació el 21 de julio de 1917 en Pachuca, Hidalgo. Fue hija de españoles que, después de vivir en Francia, llegaron a México.
De corte intelectual literario Atraída desde muy joven por la creación literaria, empezó sus estudios superiores en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aunque no llegó a completarlos.
Desde muy joven se comprometió también con los movimientos socio-políticos de su época, terciando a través de sus numerosas actividades periodísticas:
Comienza su carrera literaria en la revista América, bajo la dirección de Efrén Hernández. Escribió también en Examen, Pájaro Cascabel.
Dirigió El libro y el pueblo, revista literaria editada por la Secretaría de Educación Pública (SEP), de la que estuvo al frente en hasta 1962. Trabajó después como editorialista política en los diarios Novedades, en el suplementoMéxico en la Cultura, y en los años 80 en el periódico Excélsiory en la revista Siempre (suplemento La Cultura en México).
Libro sobre Margarita Michelena en la revista Siempre. |
Posteriormente trabajó en el tratamiento de aspectos lingüísticos y culturales en los medios de comunicación, e hizo célebre en la Ciudad de México un programa radiofónico en el que se ocupaba de estos temas: minucias lexicográficas.
Su producción poética, relativamente corta, heredando el legado del grupo Contemporáneos (Jorge Cuesta, José Gorostiza, Roberto Montenegro, Salvador Novo, Bernardo Ortiz de Montellano, Gilberto Owen, Carlos Pellicer, Antonieta Rivas Mercado, Manuel Rodríguez Lozano, Jaime Torres Bodet, Xavier Villaurrutia y otros), siguiendo una línea semejante a Alí Chumacero, su coetáneo. Lo anterior a pesar de que ella negaba pertenecer a algún grupo literario.
De ella se escribe:
“Se caracteriza sobre todo por la construcción de un deslumbrante entramado poético que, partiendo de una desolada precisión, alcanza el ámbito de la familia para descansar allí de toda la tensión que trae acumulada.”
Su primer volumen de versos, titulado Paraíso y nostalgia (1945), dio inicio a una corta pero intensa carrera poética. Después escribió los poemarios Laurel del ángel (1948), La tristeza terrestre (1954) y El país más allá de la niebla (1968). Al año siguiente recopiló toda su producción poética en el volumen titulado Reunión de imágenes (1969).
En su condición de crítica literaria, Margarita Michelena contribuyó grandemente al mejor conocimiento de la lírica de su época con un ensayo titulado Notas en torno a la poesía mexicana contemporánea (1959).
Dirigió la revista política Respuesta y en 1967 estuvo a cargo del departamento de Prensa de la Dirección General de Información del Departamento de Turismo.
En 1978 reunió a varias escritoras y periodistas para crear el primer diario a nivel mundial elaborado exclusivamente para mujeres, concretándolo en 1980 bajo el nombre Cotidiano, cuyo lema era “La expresión de la mujer en la noticia” y el cual dirigió.
Margarita Michelena falleció en México, D. F. el 27 de marzo de 1998 víctima de un derrame cerebral.
Realizó una selección de sus poemas para un libro de lectura de la UNAM, de donde transcribimos su nota introductoria y un poema suyo.
“Nota introductoria
“Cada poeta que haya pensado en el origen, la naturaleza y las causas de su materia tiene su propia definición de la poesía. Yo encontré la mía propia en Novalis: la poesía es la realidad última de los seres y las cosas. También me atengo a lo que dice Heidegger acerca de la índole ontológica del quehacer poético: la poesía es la fundamentación del ser por la palabra.
“El poeta, a la vez, anticipa y recuerda. Es ‒vate‒ el que vaticina. Pero asimismo el que guarda las memorias de la tribu humana. “Esto es la poesía:/ un don de fácil música ni/ una gracia riente./ Apenas una forma de recordar./ Apenas, entre el hombre y su orilla,/ una señal, un puente”. Marco Antonio Montes de Oca usó este fragmento mío como epígrafe de su libro “Las fuentes legendarias”. Es una clave mía que se sumó a sus propias leyes. Yo también entiendo que la poesía mana de esas fuentes del mito, del mito considerado como una experiencia original, como un momento que dura siempre.
“Pero la palabra es un ente histórico. Y he ahí un problema. Hay que decir, con un lenguaje histórico, cosas intemporales, cosas simultáneamente sumergidas en la margen del tiempo ‒el río cambiante de Heráclito‒ y cosas sostenidas al margen del tiempo. La palabra, por lo demás, crea las cosas al nombrarlas, como un Adán eternamente feliz y eternamente angustiado. Nada existe antes de su nombre, antes de ser “realidad última de los seres y de las cosas”. Tal es la tarea del poeta, del artista creador: nombrar y, así, descubrir, revelar lo que antes del orden del poema era confusión, oscuridad, caos. Es un trabajo cosmizador, de constantes fundaciones, de constantes reducciones de la nada y constantes aumentos del ser.”
“El poeta, a la vez, anticipa y recuerda. Es ‒vate‒ el que vaticina. Pero asimismo el que guarda las memorias de la tribu humana. “Esto es la poesía:/ un don de fácil música ni/ una gracia riente./ Apenas una forma de recordar./ Apenas, entre el hombre y su orilla,/ una señal, un puente”. Marco Antonio Montes de Oca usó este fragmento mío como epígrafe de su libro “Las fuentes legendarias”. Es una clave mía que se sumó a sus propias leyes. Yo también entiendo que la poesía mana de esas fuentes del mito, del mito considerado como una experiencia original, como un momento que dura siempre.
“Pero la palabra es un ente histórico. Y he ahí un problema. Hay que decir, con un lenguaje histórico, cosas intemporales, cosas simultáneamente sumergidas en la margen del tiempo ‒el río cambiante de Heráclito‒ y cosas sostenidas al margen del tiempo. La palabra, por lo demás, crea las cosas al nombrarlas, como un Adán eternamente feliz y eternamente angustiado. Nada existe antes de su nombre, antes de ser “realidad última de los seres y de las cosas”. Tal es la tarea del poeta, del artista creador: nombrar y, así, descubrir, revelar lo que antes del orden del poema era confusión, oscuridad, caos. Es un trabajo cosmizador, de constantes fundaciones, de constantes reducciones de la nada y constantes aumentos del ser.”
Margarita Michelena
Cuando yo digo amor
Cuando yo digo amor
identifico sólo una pobre imagen sostenida por gestos falsos, porque el amor me fue desconocido. Cuando yo digo amor sólo te invento a ti, que nunca has sido. Y cuando digo amor abro los ojos y sé que estoy en medio de mis brazos vacíos. Cuando yo digo amor sólo me afirmo una presencia impar como mi almohada. Cuando yo digo amor olvido nombres y redoblo vacíos y distancias. Cuando yo digo amor en una sala llena de rostros fútiles y pisadas oscuras en la alfombra. Cuando yo digo amor crece la noche y mis manos encuentran para su hambre doble y prolongada mi pobre rostro solo repetido por todos los rincones. del pez en su pecera. |
Cuando yo digo amor
todo se aleja y me asaltan mi nombre y mis cabellos y las hondas caricias no nacidas. Cuando yo digo amor soy como víctima. La inválida en salud. El granizo y la rosa paralelos. La dualidad del árbol y el paseante. La sed y el parco refrigerio. Yo soy mi propio amor y soy mi olvido. Cuando yo digo amor se me desploma la ascensión de las venas. Sobreviene, un otoño de fugas y caídas en que yo soy el centro de un espacio vacío. Cuándo yo digo amor estoy sin huellas. De porvenir desnuda e indigente de ecos y memoria. Cuando yo digo amor advierto inútil la palma de mi mano ‒que es convexa‒ e increíble ese girar soltero |
En el siguiente sitio se puede descargar el pdf de la selección de poemas que realizó ella misma: Material de Lectura.
Véase: Eternidad Irrevocable.
Con información de: MCN Biografías. Crónica.
D. R. 2018 Darío Aguirre
Qué enorme poema
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