Último de los modernistas
Dr. Héctor Darío
Aguirre Arvizu
20-02-19
#Semblanza #ElPersonajeDelDía
#UnDíaComoHoy 19 de febrero de 1952 muere en la Ciudad de México, el ilustre
jalisciense Enrique González Martínez, médico, político, diplomático, poeta y
catedrático de literatura, quien en su vida recibió innumerables honores y
distinciones por sus actividades literarias. Como diplomático representó a
México en diversos congresos internacionales.
Nace el 13 de abril de 1871.
Hizo sus
primeros estudios en el Liceo de Varones, donde había estudiado su padre, y en
la Preparatoria del Seminario Conciliar. A los catorce años de edad, en 1885,
obtuvo un premio del periódico bilingüe The Sun, de Guadalajara, por la
traducción de un poema inglés titulado La plegaria de Milton en su ceguera, lo
que le abrió la puerta para que le publicaran sus primeros versos.
En 1886 ingresó
a la Escuela de Medicina y el 7 de abril de 1893 se tituló de médico cirujano y
partero. Más adelante fue nombrado profesor adjunto de fisiología y desde ese
momento combinó su vida profesional y su vocación de poeta.
En 1896 la
familia emigró al entonces pueblo de Sinaloa, en la entidad del mismo nombre.
Dos años más tarde se casó con Luisa Rojo.
Comenzó a colaborar en revistas de la Ciudad de México y de otras partes
del país. Allá nacieron sus hijos Enrique (1899-1939), quien llegaría a ser
poeta; María Luisa (1901) y Héctor (1903).
En 1903 la
Imprenta Retes de Mazatlán le publicó el primer volumen de versos, Preludios,
donde ya se encuentran rasgos de perfección formal.
En 1907 pasó a
vivir a Mocorito, Sin., para ejercer su profesión; allí publicó sus tres libros
siguientes: Lirismos (1907); el de la contemplación Silénter
(1909), con prólogo de Sixto Osuna; y Los senderos ocultos (1911), obra
que lo colocó en un lugar importante dentro de la literatura mexicana. Estas obras ostentaron elementos propios del
modernismo, incluyendo la tendencia al refinamiento verbal y a al exuberancia
metafórica. Sin embargo, se considera que al aparecer Los senderos ocultos
(1911):
“la sonoridad y
el esplendor plástico de sus poemas anteriores cedieron su lugar a una
expresión más contenida y mesurada. En ese volumen se encuentra la proclama que
marcó el rechazo de González Martínez hacia el modernismo. Se trata del soneto
“Tuércele el cuello al cisne…” en el que el autor enfrentó la sensualidad
modernista, representada por el cisne, con la inteligencia, representada por el
búho, que penetra el sentido de la vida.” (2)
Podemos ver aquí
un fragmento:
Tuércele el
cuello al cisne de engañoso plumaje
que da su nota
blanca al azul de la fuerte;
él pasea su
gracia no más, pero no siente
el alma de las
cosas ni la voz del paisaje.
Huye de toda
forma y de todo lenguaje
que no vayan
acordes con el ritmo latente
de la vida
profunda… y adora intensamente
la vida, y que
la vida comprenda tu homenaje.
…
Durante su estancia en aquella ciudad de Mocorito,
González Martínez fue prefecto político de los distritos de Mocorito, El Fuerte
y Mazatlán. Asimismo, dirigió en esa localidad, con Sixto Osuna, la revista
Arte, y llegó a ser secretario general del gobierno de Sinaloa.
Después de la
publicación de Silénter, fue nombrado miembro correspondiente de la
Academia Mexicana de la Lengua.
Enrique González Martínez. (2) |
En 1911 se
trasladó a la Ciudad de México e ingresó como miembro de número a la misma
Academia.
Ese mismo año
ingresó también al Ateneo de la Juventud y un año después ocupó la presidencia
de ese organismo, fundando la revista Argos.
Además de ser
editorialista en El Imparcial, fue subsecretario de Instrucción Pública
y Bellas Artes en el gobierno de Victoriano Huerta (1913) y secretario general
del gobierno de Puebla (1914).
Regresó a la
Ciudad de México en 1915 para dedicarse a la enseñanza de la literatura, pues
ya había abandonado la profesión médica.
En este año
publicó La muerte del cisne y el libro de traducciones Jardines de
Francia; en 1917 dio a conocer El libro de la fuerza, de la bondad y del
ensueño, en el que prevalece lo ético sobre lo estético. Ese mismo año, con
Ramón López Velarde y Efrén Rebolledo, publica Pegaso, y un año después Parábolas
y otros poemas, con prólogo de Amado Nervo, libro de reflexión filosófica.
Continuando con
una carrera política, en 1920 se inicia en la diplomacia al ser nombrado
ministro plenipotenciario diversos países: Chile (1920-1922), Argentina
(1922-1924), España y Portugal (1924-1931). Fue testigo de la caída de la
monarquía española. Con su actuar diplomático logró elevar la representación de
México en España a la categoría de embajada.
Durante esta
etapa diplomática publicó La palabra del viento (1921), El romero
alucinado (1923) y Señales furtivas, con prólogo de Luis G. Urbina
(1925). Obras en las que se mezclan la ironía, el ingenio, el humor y lo
cotidiano.
En 1931 se
reinstaló en México y trabajó en la Fundación Rafael Dondé y en el Banco
Nacional de Crédito Agrícola.
En 1935 fallece
su esposa y su hijo, el “contemporáneo” Enrique González Rojo en 1939.
En 1938 había
publicado El diluvio de fuego, título profético que dibuja la Segunda
Guerra Mundial, poema trágico.
En 1939 dio a
conocer Tres rosas en el ánfora.
Una de su sobras. (3) |
En 1942 es
nombrado miembro del Seminario de Cultura Mexicana y un año después se
convirtió en uno de los miembros fundadores de El Colegio Nacional.
De ese mismo año
data su libro Bajo el signo mortal, en el que se observa un hálito
religioso. En estos versos el poeta se duele de la muerte de su hijo.
Enrique González
Martínez tomó posesión como Miembro Fundador de El Colegio Nacional el 15 de
mayo de 1943.
En 1944 recibió
el Premio de Literatura Manuel Ávila Camacho y se editaron sus Poesías
completas, así como el primer tomo de su autobiografía: El hombre del
búho. En 1945 apareció Segundo despertar y otros poemas, como
prolongación del canto de ausencia iniciado con Poemas truncos.
Vilano al viento
aparece
en 1948 y Babel en 1949. Quizá por este último libro, aunque
considerando su obra previa, en ese año fue propuesto para el Premio Nobel de Literatura.
En 1951 publicó
el segundo tomo de su autobiografía La apacible locura.
Muere el 19 de
febrero de 1952 en la Ciudad de México. Sus restos descansan en la Rotonda de
las Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores.
Imágenes tomadas de:
(1) Cabeza del borrador.
(2) Wikipedia.
(3) Génesis de México.
Con información de:
(1) El Colegio Nacional.
(2) Enciclopedia de México. Sistema Integral de Apoyo
Didáctico. Editorial Océano. 2012.
(3)
D. R. 2020 Darío Aguirre
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