El Rayo del Sur
Dr. Héctor Darío
Aguirre Arvizu
18-09-30
#Semblanza, #Efemérides,
#EfeméridesMexicanas, #UnDíaComoHoy 30 de septiembre de 1765 nace en Valladolid
(hoy Morelia, Michoacán), José María Morelos y Pavón quien siendo cura de
Nocupétaro, del mismo Estado, se adhiere a la causa de la Independencia de
México al lado de Hidalgo. Ha de distinguirse como gran pensador social y
genial estratega de la gesta libertaria. En 1813 redacta los Sentimientos de la
Nación, en el que, entre otros aspectos, propone la creación de un Poder
Judicial; convoca el Congreso de Anáhuac en sustitución de la Junta de
Zitácuaro, en el cual se declara la independencia de la América Septentrional;
instala el Supremo Tribunal de Justicia para la América Mexicana en Ario de
Rosales, Michoacán.
De pobrísima familia sólo a los
veintiséis años fue admitido en el colegio de San Nicolás, donde cursó estudios
hasta ordenarse sacerdote. Sirvió en diversos curatos de Michoacán y se
unió ala revolución iniciada por Hidalgo
en 1810.
El jefe que mandaba las fuerzas
patriotas en la costa del Sur se había presentado dos meses antes al caudillo
Hidalgo y Costilla en San Miguel Charo, aldea insignificante cercana a
Valladolid, suplicándole le permitiese consagrarse al servicio de la patria y
ayudarle en la noble tarea de su redención.
El heroico párroco de Dolores, accedió
al deseo de aquel hombre singular, autorizándole con documento especial, para
que extendiera la revolución por la costa del Sur. Partió sin más armas ni más
pertrechos de guerra para emprende la campaña que una escopeta y dos trabucos y
sin más soldados que un fiel criado. Pocos días después le acompañaban
veinticinco hombres armados con escopetas y lanzas. En Coahuayutla se reunió al
naciente ejército don Rafael Valdovinos siguiendo su marcha con fe y resolución
inquebrantable.
Nombrado coronel por éste, desarrolló la
actividad en el sur y el 8 de diciembre de 1810 obtuvo su primera victoria en
el Veladero. En agosto de 1811 entró vencedor a Tixtla. El movimiento de
Hidalgo había fracasado ya, y el general español Calleja, que había derrotado a
Hidalgo, dedicó ahora todos sus esfuerzos a aplastar a Morelos. Lo sitió en
Cuautla, pero cuando la plaza parecía destinada a sucumbir, Morelos logró
burlar el cerco (1812). Y retomar la ofensiva, con tanto éxito que el 26 de
noviembre entraba en triunfo en Oaxaca. Quedaba firmemente en manos de los revolucionarios
una extensa zona montañosa del sur mexicano. Morelos, para hacer más segura su
posición, decidió apoderarse del puesto de Acapulco, por el cual podrá entra en
contacto con E. U., de donde esperaba recibir pertrechos.
Estampilla conmemorativa de 2010. (1) |
Pero Acapulco estaba bien defendido, y
sólo pudo tomarlo tras de un sitio de seis meses (agosto de 1813). Mientras
tanto, Calleja dominaba los pequeños núcleos insurreccionales del norte.
Morelos, a su vez, se preocupó de organizar políticamente la zona que dominaba:
en junio de 1813 decidió reunir un congreso
que declarase la independencia. El congreso estaba integrado por
antiguos miembros de la junta de Zitácuaro, excepto Rayón; por diputados
designados por elección popular en las zonas liberadas; y nombrados por Morelos
los que debían representar a las comarcas del norte, sometidas a la dominación
española. El congreso inauguró sus sesiones en Chilpancingo, en septiembre de
1813. Confirmó a Morelos en su cargo de generalísimo y aprobó las reglas
constitucionales por él dictadas, recogida luego en el Decreto constitucional
para la liberada de la América mexicana, esbozó de constitución sancionada el
22 de octubre de 1814 en Apatzingán. El 6 de noviembre fue declarada la
independencia de la Nueva España.
El congreso confirmó los anteriores
decretos de Morelos, caracterizados por las tendencias igualitarias y reivindicatorias
de los indígenas que habían aparecido ya en el movimiento de Hidalgo (abolición
de la esclavitud, supresión de las castas, condonación de las deudas a
españoles europeos, cuyos bienes eran confiscados), a la vez que por la
acentuación del carácter religioso del movimiento (readmisión de los jesuitas,
privación de la ciudadanía a los herejes, los apóstatas, los extranjeros no
católicos). El Congreso creó una
organización política muy compleja, que tenía a su frente a un triunvirato
cuyos miembros se renovaban constantemente. Todo eso no podía sino perjudicar
la unidad de la acción revolucionaria. Caído Acapulco, Morelos se propuso tomar
Valladolid, pero fue derrotado por Iturbide en Zapote y Lomas de Santa maría,.
Morelos no quiso buscar la salvación en una rápida retirada: libró un nuevo
combate en Puruarán (4 de enero de 1814). Perdió su prestigio, fue depuesto de
su cargo de generalísimo por el congreso, y debió seguir, en la conducción de
la lucha, las directivas de éste.
Hacia el otoño de 1815 el movimiento
revolucionario estaba en retirada en todas partes, acosado por las fuerzas de
Calleja, que había sido nombrado virrey. El congreso, deseoso de buscar una
sede más segura, decidió refugiarse en las montañas, en Tehuacán , desde donde
podían mantener contactos con Puebla, Oaxaca y Veracruz. Para facilitar el
traslado de los miembros del congreso, hostigados por las fuerzas españolas,
Morelos emprendió con ellos la marcha. El jefe realista Concha, que lo
sorprendió, le obligó a librar batalla en Texmacala (5 de noviembre de 1815).
Morelos pudo asegurar la fuga del congreso, pero cayo prisionero en la acción ,
en la que sus fuerzas fueron destrozadas. Fue conducido a México, constituido
en prisionero en las celdas de al Inquisición, despojado de sus hábitos
sacerdotales y ejecutado, tras de un rápido proceso en San Cristóbal de
Ecatepec el 22 de diciembre de 1815.
Veamos un fragmento de las acciones de
Morelos en una primera etapa de su actuar independentista:
“Había nacido el 30 de septiembre de 1765, siendo su padre
don Manuel Morelos quien ejercía el oficio de carpintero y murió dejando muy
niño al futuro prócer, y su madre doña Juana Pavón, quien carecía de recursos
para costear a su hijo la carrera eclesiástica, por lo que lo puso bajo el
amparo de Felipe Morelos, viviendo el niño como atajador en una recua hasta que
pudo entrar en el colegio.
Después de recibir las sagradas órdenes,
desempeñó los curatos de Churumucos y Huacana, pasando más tarde a Carácuaro.
El grito de Dolores le hizo estremecer
de júbilo, de entusiasmo, y sin vacilar, corrió en busca de Hidalgo, y
aceptados sus servicios, levantó en pocos días un ejército formado con aquellos
que en cada villa y en cada pueblecito, por donde iba pasando, se iban
adhiriendo a la causa de la libertad.
Tecpan, guardado por milicias al mando
del capitán realista Juan Antonio de la fuente, fue ocupado por Morelos, sin
combate, porque sabiendo se acercaba, unos huyeron y otros se presentaron a
engrosar las filas de los libres.
El genio militar del caudillo del Sur,
despertaba confianza y entusiasta admiración, y nosotros mismos hemos
considerado a Morelos como el primero de los guerreros mexicanos en la primera
época de la emancipación.
Tres hombres célebres más tarde por su
arrojo y lealtad, se unieron en Tecpan a los independientes: los señores Pablo
Ternieu, Juan y Hermenegildo Galeana; éste último fue llamado por Morelos “su
brazo derecho”.
Sitio de Cuautla. (4) |
Contaba ya con tres mil hombres aquel
ejército improvisado en tan corto tiempo, cuando le pasó revista en Coyuca. De
allí siguieron su marcha para el “Veladero”, ocupado ya por setecientos hombres
al mando de Cortés y Valdovinos.
El primer encuentro con tropas
realistas, enviadas por el gobernador de Acapulco, fue curiosísimo, pues las
fuerzas de uno y de otro bando, creyéndose vencidas, emprendieron la fuga, hasta
que un muchacho de los patriotas, que asustado se había subido a un árbol,
observó la huida de los realistas, y bajó corriendo para avisar a los suyos;
éstos volvieron a tomar posesión del campo abandonado.
La campaña del Sur, la alentada actitud
de Morelos y la superioridad de su carácter, llamaron la atenci ón del virrey Venegas y dispuso que numerosas fuerzas de la
milicia, al mando del capitán Francisco Paris, marcharan a batirlo.
El 1º de diciembre de 1810 fue la
primera acción con los independientes, en el Arroyo Moledor; la suerte
favoreció a los realistas y sus bien organizadas tropas, reforzadas con otra
división a las órdenes de Pareja, alcanzaron mayores resultados el 9 y 10, pero
el 13, después de diecisiete horas de lucha, el laurel del triunfo fue de los
independientes, retirándose los realistas al punto llamado Tres Palos.
Morelos era arriesgado, tenaz, y reunía a
la pericia al valor, frío cálculo tranquila reflexión y sagacidad suma; la
buena suerte de la última acción le sugirió un audaz propósito.
La oscuridad de la noche favoreció
intento. La sorpresa que meditaba debía efectuarse entre sombres y misterios.
El coronel Julián Ávila, con seiscientos
infantes, marchó por orden de Morelos a “Tres Palos”, cuartel general del
enemigo, y empeñó la acción cayendo como un rayo sobre las tropas de Paris el 4
de enero de 1811. ¡Viva Morelos! ¡Mueran los tiranos!, gritaban los soldados
patriotas al empeñarse la lucha.
Y aquel ejército que contaba dos meses
de existencia, cargó, atropelló y se batió denodadamente. Cuatro horas después
era dueño de seiscientos nuevos fusiles, de cinco cañones, un obús, cincuenta y
dos cajones de parque, ochenta y tres acémilas con víveres y diecinueve con
pertrechos de guerra y numerarios.
Paris y Pareja se retiraron hasta
Ometepec, en donde reunieron sus dispersas fuerzas para reorganizarlas y probar
de nuevo la suerte que se empeñaba en proteger al poco antes oscuro sacerdote y
ya general victorioso y temido.
Billete de 200 pesos, 2019. (5) |
El caudillo que en Dolores había
levantado el grito de independencia, expresó en las instrucciones dadas a
Morelos, que éste debía apoderarse de Acapulco, y el principal móvil del jefe patriota
al situarse en el “Veladero” fue cumplir con aquel importante designio; para
conseguirlo pensó en tomar el castillo de San Diego, llave de la ciudad y del
puesto. Un artillero llamado Pepe Gago, se puso en contacto con los
independientes y ofreció entregar la fortaleza; la señal convenida era una luz
sobre uno de los merlones que dan al grifo. Morelos abandonó la sabana el día 8
de febrero y se situó en Las Higueras.
Es silencio era profundo, aun brillaban
las estrellas y las sombras de la noche cubrían cerros, ciudad, bahía y
fortaleza. En el oscuro conjunto, a corta distancia del castillo, brillaban una
luz en el centro de un grupo de soldados patriotas que la defendían del viento.
Nadie contestó a la señal mandada hacer
por Morelos.
Este sin embargo, avanzó con alguna
tropa; al llegar a la puerta del castillo, los soldados se detuvieron, sorprendiéndose
del silencio que reinaba, temiendo una traición. Sintieron pasos que
cautelosamente se acercaban a la puerta. Una voz preguntó por la cerradura, si
Morelos se encontraba allí.
El jefe hizo contestar que no.
De repente tronó la artillería sostenida
por la escuadra, y los soldados, sobrecogidos por el terror del inesperado y
terrible fuego del castillo, intentaron huir.
La voz de Morelos dominaba el tumulto de
voces y el ruido del cañón.
Desesperado y colérico ante la
inutilidad de sus esfuerzos para contener a los soldados, tuvo un sublime
heroico rasgo, propio de su carácter y de su temerario valor.
“Cobardes –exclamó–, y les pondrá un
puente par que pasen,” y adelantándose a los prófugos hasta el sito llamado de
los Dragos, se arrojó al suelo para cortar la futa.
Los soldados confusos y avergonzados,
levantaron al bizarro general y le rodearon con ternura y cariño.
Había logrado ser para su ejército un
profeta venerado y querido. Su superior firmeza y sangre fía, avasallaban a los
patriotas, y su confianza en él, era ilimitada. El general español Calleja, escribía
en una ocasión al virrey Venegas: “Este
clérigo es un segundo Mahoma”.”
Imágenes tomadas de:
(1)
WikiMéxico.
(3) Notes Colletion.
(4) Biografías y
vidas.
(5) La
Verdad.
Con información de:
(1) Diccionario Enciclopédico Quillet.
(2) Baronesa de Wilson. (1963). México y
sus gobernantes. Tomo I. Editora Nacional. México, D. F.
(3) INEHRM.
D. R. 2018 Darío Aguirre
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